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Todo cambia, nada cambia

" La dispersión del peronismo, base del kirchnerismo, ha sido evidente en los últimos años por la polarización que generó el acaparamiento del poder de los esposos-mandatarios y de las políticas populistas que llevaron a la crisis. Ahora, lo más seguro es que Massa atraiga a los peronistas que disfrutan de los favores de los Kirchner. Por eso se puede decir que todo cambió para no cambiar".

29 de octubre de 2013 Por:

" La dispersión del peronismo, base del kirchnerismo, ha sido evidente en los últimos años por la polarización que generó el acaparamiento del poder de los esposos-mandatarios y de las políticas populistas que llevaron a la crisis. Ahora, lo más seguro es que Massa atraiga a los peronistas que disfrutan de los favores de los Kirchner. Por eso se puede decir que todo cambió para no cambiar".

En apariencia, todo cambió en la política de Argentina después de las elecciones legislativas. Sin embargo, los resultados dan a entender que nada cambiará en el fondo, puesto que el poder seguirá en manos del peronismo.Está clara es la derrota del kirchnerismo encabezado por la viuda Cristina Fernández. Sergio Massa fue el ganador en los comicios que renovaban la mitad de la Cámara de Diputados y la tercera parte del Senado. El dirigente del Frente Renovador, actual alcalde de El Tigre, consiguió el 43,6% de los votos y sobrepasó con creces al candidato oficialista. El otro ganador fue Mauricio Macri, conservador férreo opositor del kirchnerismo, actual alcalde de Buenos Aires. Y se hizo notorio el progreso de Elsa Carrió, representante de la izquierda. Sin embargo, el triunfo de la oposición no significa que se generará el vuelco político, económico y social que demandan los argentinos. La suspicacia la produce el hecho de que Massa fue jefe del Gabinete de Ministros durante el 2012, hombre cercano a los Kirchner quien rompió con el partido oficialista apenas en enero anterior. La dispersión del peronismo, base del kirchnerismo, ha sido evidente en los últimos años por la polarización que generó el acaparamiento del poder de los esposos-mandatarios y de las políticas populistas que llevaron a la crisis. Ahora, lo más seguro es que Massa atraiga a los peronistas que disfrutan de los favores de los Kirchner. Por eso se puede decir que todo cambió para no cambiar.Ya se sabe, y la misma Cristina lo previó a principio de este mes, que la pretendida reforma constitucional para permitir un tercer periodo presidencial no prosperará. Pero ese no es el problema. Lo que sucedió el domingo reflejó el sentir de los argentinos, hartos de las políticas erráticas del Estado, así como de la corrupción que se tomó todos los estamentos del poder.Argentina vive una crisis social de tal tamaño que Sergio Massa la ha llamado una “fábrica de pobres”. Los problemas empiezan por una devaluación enmascarada, consecuencia del manejo irresponsable del Gobierno, y que nadie sabe de qué tamaño es. Como nadie sabe cuál es la cifra de desempleo, ni hacia dónde va, en últimas, el país. Lo que sí saben los argentinos es que la corrupción y el populismo impulsaron el crecimiento de la pobreza.Queda por resolver la incertidumbre que rodea al Gobierno. No se tiene certeza de la fecha de regreso de Cristina Fernández, luego de la cirugía por la que pasó y los problemas cardiovasculares que podrían posponer su retorno hasta el próximo año. Mientras tanto el país está en manos del Vicepresidente, un personaje oscuro, acusado de ser el generador mayor de la corrupción oficial, a tal punto que los miembros del Gobierno lo esconden.Ahora la preocupación es quién reemplazará a la Kirchner. Pero todo da a entender que el peronismo continuará con las riendas del poder. Cualquiera que sea el futuro, lo que necesita Argentina es sincerarse, salir del populismo y concentrarse en superar una situación que, de continuar como hasta ahora, puede ser el regreso a las peores épocas de la nación austral.

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