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Tiempos de cambio

"Son tiempos de cambio en la Iglesia Católica, que han llegado bajo la orientación del papa Francisco para devolverle el sentido cristiano a la vocación pastoral, entender su misión de ejercer la solidaridad humana y el servicio a los demás más allá de las condiciones y creencias de las personas. Esa transformación que comienza y esperan sus fieles, es la que hoy también se celebra al recordar la humildad y entrega de Jesús en el Lavatorio de los Pies y en la Última Cena".

2 de abril de 2015 Por:

"Son tiempos de cambio en la Iglesia Católica, que han llegado bajo la orientación del papa Francisco para devolverle el sentido cristiano a la vocación pastoral, entender su misión de ejercer la solidaridad humana y el servicio a los demás más allá de las condiciones y creencias de las personas. Esa transformación que comienza y esperan sus fieles, es la que hoy también se celebra al recordar la humildad y entrega de Jesús en el Lavatorio de los Pies y en la Última Cena".

El Jueves Santo, uno de los días más importantes de la Semana Santa cuando se celebran el Lavatorio de los Pies y la Última Cena de Jesús con sus discípulos, invita a la reflexión sobre el camino por el que hoy transita la Iglesia Católica. Una institución que con la guía del papa Francisco, comienza a atender la transformación que claman y esperan sus feligreses.En sus dos años de pontificado, el argentino Jorge Mario Bergoglio ha dejado en claro a sus ministros y fieles que la misión de la Iglesia debe regresar a los verdaderos orígenes y fundamentos del cristianismo. Que no son otros diferentes a ponerse al servicio de la gente, en especial de los más necesitados, trabajar con humildad y entrega verdadera, así como alejarse de la ostentación, el lujo y el derroche en el que se cayó en los siglos recientes.Junto a ese retorno a los principios esenciales que legó Jesús, las puertas del catolicismo comienzan a abrirse a otros asuntos que hasta la llegada de Francisco parecían intocables y que ahora se debaten de forma más abierta aunque aún no se tomen las decisiones que espera el mundo cristiano. Una iglesia que esté más acorde y se acerque a los contextos actuales en los que toda la sociedad está integrada, parece ser la premisa que se difunde desde El Vaticano.De ahí la apertura para acoger a los homosexuales -“Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”, dijo el Papa el año pasado-. O para recibir en el seno de la comunión a los divorciados que se han casado de nuevo y no por ello dejan de lado su fe católica. El Sínodo de Obispos realizado el año anterior se convirtió en el punto de partida para analizar la familia cristiana de hoy y la igualdad que prevalece entre todos los seres humanos, en especial las mujeres que son principales protagonistas del catolicismo y a la vez pilares fundamentales de la familia como núcleo de la sociedad.Esta Iglesia más abierta y sencilla, que ha sido en los tiempos recientes mediadora y conciliadora entre las diversas manifestaciones de la fe en el mundo e incluso de los no creyentes, invitando a sus líderes a unirse y ser respetuosos de esas diferencias por el bien de la humanidad, es la misma que ha hecho un acto de contrición para aceptar sus errores. Llegó el momento de reconocer los abusos cometidos en nombre del cristianismo, de denunciar y separar a los ministros que han delinquido y de apoyar las investigaciones de la Justicia para castigar a los culpables.Son tiempos de cambio en la Iglesia Católica, que han llegado bajo la orientación del papa Francisco para devolverle el sentido cristiano a la vocación pastoral, entender su misión de ejercer la solidaridad humana y el servicio a los demás más allá de las condiciones y creencias de las personas. Esa transformación que comienza y esperan sus fieles, es la que hoy también se celebra al recordar la humildad y entrega de Jesús en el Lavatorio de los Pies y en la Última Cena. Ejemplos que deberían seguirse en todas las instancias de la sociedad y del poder.

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