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Tiempo para la diplomacia

Descubrir la verdad sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y revelarla puede cambiar el equilibrio de poderes y la política internacional en Oriente Medio. Aunque parezca remoto, el crimen de Estado también puede alterar la situación del petróleo y por consiguiente afectar la economía del mundo.

28 de febrero de 2021 Por: Vicky Perea García

Descubrir la verdad sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y revelarla puede cambiar el equilibrio de poderes y la política internacional en Oriente Medio. Aunque parezca remoto, el crimen de Estado también puede alterar la situación del petróleo y por consiguiente afectar la economía del mundo.

Tras años de tener buenas relaciones con el gobierno de Arabia Saudita que encabeza hoy el príncipe heredero Mohammed Bin Salman, Khashoggi cayó en desgracia por publicar artículos críticos contra el régimen en el Washington Post del cual era corresponsal, lo que le llevó a pedir asilo en los Estados Unidos. Aunque su vida transcurría fuera de su país, seguía produciendo crónicas y opiniones contra un régimen que tuvo un viraje extremo cuando Bin Salman tomó el control.

En el 2018, y luego de recibir informes de la embajada de su país en la capital estadounidense de que el consulado saudita en Estambul no representaba peligro alguno para su libertad o su vida, el periodista acudió a esa sede para reclamar documentos que requería para su matrimonio. Nunca salió con vida y, por el contrario, fue objeto del descuartizamiento de su cuerpo y de los esfuerzos por ocultar lo que había sucedido.

Para resumir, los organismos policíacos y ahora la inteligencia de los Estados Unidos descubrieron que enviados del gobierno de Arabia Saudita viajaron a Estambul en aviones propiedad el príncipe, lo asesinaron y trataron de desaparecer su cuerpo. Nunca se imaginaron que la novia de Khashoggi estaba esperándolo afuera del consulado y dio la alerta sobre el crimen.

La situación fue manejada con cautela por el gobierno de Donald Trump, empeñado en sacar adelante una alianza entre el mundo árabe e Israel para enfrentar a Irán, la cual ha producido el restablecimiento de relaciones con Emiratos Árabes y Bahrein, además de avances importantes en la normalización con otros cinco países de la zona. No obstante, ante la contundencia de las pruebas, el régimen de Bin Salman apresó a los autores materiales y los condenó a muerte, conmutando su sentencia por prisión de por vida.

Pero las cosas parecen cambiar con la llegada de Joseph Biden a la Casa Blanca. Ahora, la Central de Inteligencia afirma que el príncipe aprobó el plan para cometer el espantoso crimen, un atentado contra los Derechos Humanos y la libertad de expresión de un asilado protegido por los Estados Unidos. Y ya empiezan las especulaciones sobre lo que hará el presidente Biden, quien entre sus compromisos está precisamente el respeto por esos derechos.

Es claro que el gobierno de Estados Unidos no puede quedarse quieto ante tales acusaciones. También es innegable que la situación lo pone en una situación incómoda al tener como aliado a alguien que es acusado por sus propias dependencias de ordenar el asesinato de Khashoggi.

De su reacción dependerá entonces el cambio en el mapa político de Oriente Medio que inició el gobierno de Trump, la región clave de la producción de petróleo en el mundo. Es el momento para que la diplomacia le encuentre salidas a una situación que puede alterar la economía del planeta.

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