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Solución para Santa Elena

Es comprensible que el cierre de Santa Elena cause molestia entre quienes trabajan en la plaza de mercado y quienes se abastecen en ella. Sin embargo, era una decisión obligada teniendo en cuenta el número de contagios de Covid-19 detectados en el lugar.

1 de junio de 2020 Por: Editorial .

Es comprensible que el cierre de Santa Elena cause molestia entre quienes trabajan en la plaza de mercado y quienes se abastecen en ella. Sin embargo, era una decisión obligada teniendo en cuenta el número de contagios de Covid-19 detectados en el lugar.

Esta es la oportunidad para revisar lo que pasa con el principal proveedor de abastos en Cali. Lo de Santa Elena ha sido una tolerancia con el desorden y la negativa a intervenir el que se ha convertido en un asunto inmanejable. La crisis que ha generado el coronavirus en el sector desnuda el tamaño de un problema que desborda a la galería como tal.

Es una zona que abarca más de 20 manzanas, convertidas ahora en zona marginal, donde no hay orden, la inseguridad y la violencia se pasean por sus calles, las viviendas que quedan están en condiciones lamentables y las vías de acceso en mal estado. Nada de ello se ha podido cambiar, las condiciones se complican con el paso del tiempo y las autoridades parecen incapaces de dar las soluciones que se requieren.

Es lo mismo que ocurrió hace cincuenta años con la galería del centro, en el barrio El Calvario. Lo que sucedía ahí se regó por el sector, llegó a los barrios vecinos y aún hoy es imposible su recuperación total, pese a que se han anunciado decenas de planes. Ahora Santa Elena es un punto neurálgico para el abastecimiento de la ciudad, por esa misma razón los gobiernos municipales debieron intervenirla antes para evitar el desorden y el riesgo que representa.

Si bien esa plaza es el centro de abastecimiento de alimentos de Cali, hay que recordar que hace décadas se creó Cavasa, coincidiendo con el fin de la galería del centro y utilizando los terrenos que habían quedado del aeropuerto de entonces, para resolver esa necesidad de la ciudad, de los proveedores y de los comerciantes. Fue una solución moderna, que no fue respaldada por los gobiernos municipales.

Ahora Cali necesita una decisión para cambiar lo que sucede en la plaza de Santa Elena, para manejarla como corresponde, de manera responsable y con las características debidas para el centro de distribución de alimentos de la capital del Valle. Pero también las soluciones tienen que definirse pensando en que hay que rescatar ese sector, donde se confunden toda clase de problemas higiénicos, de seguridad, de extorsión y donde hay presencia del narcotráfico y de organizaciones criminales.

De paso, hay que recordar que Santa Elena es uno de los grandes obstáculos para el tren de cercanías así como para el uso del corredor vial que atraviesa la ciudad y que se proyecta como la solución al transporte masivo local y de los municipios vecinos. Por eso, en vez de estar creando planes de desarrollo que no se cumplen, hay que decidir cómo se cambia el sector de la plaza de mercado, porque esa sí es una necesidad apremiante.

Por qué no pensar, por ejemplo, en combinar la gestión pública con la iniciativa de empresarios que estén dispuestos a invertir en una actividad que mueve ciento cincuenta mil millones de pesos cada mes, 1,8 billones por año. Soluciones integrales y decisiones es lo que se necesita.

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