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Solidaridad con Venezuela

Mientras las fronteras se llenan de venezolanos que huyen de su país, arrasado por un régimen corrupto que destruyó su economía y ocasionó una confrontación sin antecedentes, éste se prepara para formalizar la dictadura absolutista. Es el punto al que llega una nación a la cual le quieren imponer el comunismo para acabar con las libertades y la democracia.

30 de julio de 2017 Por: Editorial .

Mientras las fronteras se llenan de venezolanos que huyen de su país, arrasado por un régimen corrupto que destruyó su economía y ocasionó una confrontación sin antecedentes, éste se prepara para formalizar la dictadura absolutista. Es el punto al que llega una nación a la cual le quieren imponer el comunismo para acabar con las libertades y la democracia.

La jornada que tendrá lugar hoy llevará a conformar una Asamblea Constituyente espuria, sacralizada por un poder judicial entregado a la causa política del chavismo antes que a la Justicia. Será una asamblea de amigos, 545 elegidos de acuerdo con las pautas fijadas por los detentadores del poder, mediante la cual se desconocerá a la Asamblea Nacional y se acabará cualquier posibilidad de elegir a quien no esté de acuerdo con la dictadura.

Así se le entregará poderes omnímodos a quienes tienen a su nación postrada, abatida por las necesidades y las carencias, y cautiva de una represión homicida que ha matado a 114 personas en 110 días, que montó grupos paramilitares con los cuales ahoga la protesta, que encarcela sin fórmula de juicio y tiene a los militares como jueces de los civiles que se atrevan a levantar su voz contra el abuso. Será la formalización de un sistema similar al que existe en Cuba, donde el Estado es el dueño de los ciudadanos y al que no le guste se tiene que ir.

Eso es lo que está pasando en las fronteras. Durante las últimas semanas se ha registrado una migración de venezolanos hacia Colombia jamás vista. Unos vienen a comprar alimentos y fármacos que simplemente no existen en su país. Pero la mayor parte llega con sus maletas, con su futuro destrozado por la dictadura cívico militar que encabeza Nicolás Maduro, y en busca de protección para su existencia.

Es el drama humanitario que explota ya y reclama la solidaridad internacional. Colombia ha abierto sus puertas y sus brazos a esos vecinos y a los miles de compatriotas que regresan a causa del desastre ocasionado por un régimen que destruye a la nación de Simón Bolívar y en su nombre. Es su deber con quienes se consideran hermanos.

Además, el presidente Juan Manuel Santos ha anunciado que desconocerá el resultado de la farsa de elección que tendrá lugar hoy en Venezuela. Esa es una posición seria y consecuente con la necesidad de defender la democracia y la libertad en América, que debe ser imitada. El resto de la comunidad internacional ha expresado de mil formas su rechazo, lanzando advertencias que por supuesto serán desconocidas por Maduro y su séquito de usurpadores.

Ante eso, el futuro próximo de Venezuela es incierto y ominoso porque la oposición aumentará su protesta y la dictadura su represión brutal. Es el punto de quiebre que, ojalá, encuentre entre las Fuerzas Armadas del país vecino la sensatez necesaria para impedir que se convierta en la liquidación de la Venezuela libre y la consolidación del totalitarismo inmoral contra los ciudadanos.

En momentos tan cruciales, desconocer esas realidades para justificar ideologías fracasadas y nocivas sería imperdonable. Venezuela necesita la solidaridad del mundo y el rechazo al absolutismo que ahoga a su nación.

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