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Segundo tiempo

Ahora se abre un interesante escenario para establecer qué tan real es la voluntad del líder coreano de acabar con las armas nucleares que mantienen en permanente alerta a sus vecinos del sur y también a Japón.

10 de febrero de 2019 Por: Editorial .

El próximo 27 y 28 de febrero los presidentes de Estados Unidos y de Corea del Norte se verán de nuevo las caras. Será el segundo encuentro que sostendrán después de la reunión celebrada en Singapur.

La desnuclearización de Corea del Norte sigue siendo el aspecto central de las conversaciones que según Donald Trump llegará a su objetivo final. El primer encuentro sostenido en junio del año pasado dejó una buena impresión por el esfuerzo que hicieron ambos mandatarios por sentirse cómodos uno con el otro, pero también es cierto que desde entonces no se produjeron grandes progresos en ese campo.

Pareciera que la reunión de Singapur tuvo más el propósito de distender unas relaciones que estaban en su peor momento y que llegaron a preocupar a la comunidad internacional por las amenazas que se profirieron ambos presidentes. Ahora se abre un interesante escenario para establecer qué tan real es la voluntad del líder coreano de acabar con las armas nucleares que mantienen en permanente alerta a sus vecinos del sur y también a Japón.

En Hanoi, capital de Vietnam, será el momento para medir si estas reuniones son apenas mecanismos publicitarios para Trump, en plena agitación electoral. Ambos presidentes tendrán que demostrar que más allá de las buenas maneras que exhibieron y los elogios que intercambiaron hay una decisión real de solucionar la amenaza nuclear que se posa sobre la península coreana. “Espero ver al presidente Kim y avanzar en la causa de la paz. Corea del Norte bajo el liderazgo de Kim Jong Un se convertirá en una gran potencia económica”, trinó un exultante presidente Trump.

Precisamente este último aspecto tiene mucho con ver para que la reunión se lleve a cabo en Vietnam. Emisarios del gobierno coreano han visitado este país, que quedó devastado durante la guerra con Estados Unidos, con el propósito de conocer el modelo de apertura económica emprendido por esa nación en las últimas tres décadas.

Desde que restableció relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en 1995, Vietnam ha estrechado sus lazos económicos y comerciales con los norteamericanos. Incluso todos los presidentes, desde Bill Clinton hasta Trump, han realizado visitas de Estado.

De hecho esta nación asiática es considerada la mejor alternativa para adelantar esta cumbre pues es la más apropiada para tender puentes entre los dos países por sus buenas relaciones comunes. Además, su apuesta por una progresiva apertura a los mercados externos sin renunciar al régimen comunista es una posibilidad que interesa mucho a los norcoreanos. Sumado a eso, Vietnam tiene muy buenas relaciones con Corea del Sur, uno de sus principales inversores externos, lo que podría contribuir a un futuro acercamiento entre las dos Coreas.

Por lo tanto se trata de un Estado que genera confianza para realizar este crucial encuentro que debería concluir con la desnuclearización completa de la península, la transformación de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte y la paz en esta zona. Es de esperar que el encuentro no sea otra maniobra publicitaria de aquellas que tanto gustan a Trump y a Kim.

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