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Se repite la tragedia

Las vías del Valle son de nuevo escenario de un trágico accidente de tránsito, que enluta a varias familias y obliga a exigir mayores controles de las autoridades, responsabilidad a las empresas de transporte así como prudencia a los conductores y usuarios del servicio.

8 de enero de 2020 Por: Editorial .

Las vías del Valle son de nuevo escenario de un trágico accidente de tránsito, que enluta a varias familias y obliga a exigir mayores controles de las autoridades, responsabilidad a las empresas de transporte así como prudencia a los conductores y usuarios del servicio. Esta vez son seis las víctimas fatales y 34 los heridos.

Siniestros como el ocurrido en la madrugada del martes en la vía que conduce a Cartago, en el cual un bus interdepartamental se volcó, no tendrían por qué suceder. Según los relatos de algunos pasajeros, el vehículo de servicio público salió a las 11:20 p.m. de la terminal de Cali con destino a Medellín; dos horas después, al parecer por esquivar una motocicleta y debido al exceso de velocidad, el chofer perdió el control y se produjo el accidente mortal. Así, lo que sería el tranquilo regreso de decenas de visitantes que habían pasado las fiestas decembrinas en la capital vallecaucana, se convirtió en una tragedia.

Es la historia que se repite con frecuencia en el Valle, el departamento con el mayor número de muertos por accidentes de tránsito en el 2019. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, entre el 1 de enero y el 16 de diciembre se registraron 852 casos, frente a 820 presentados en las vías de Antioquia, y 4056 personas resultaron lesionadas en las carreteras de la región. Son estadísticas aterradoras que deberían llamar a la reflexión a los conductores y en especial a quienes, como en este caso, tienen en sus manos la vida e integridad de los pasajeros.

Se sabe que el bus perteneciente a la empresa Arauca y que transportaba a 40 personas, tenía las revisiones técnicas y mecánicas al día, contaba con el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito y portaba todos los permisos. Si como apuntan las investigaciones la razón del volcamiento fue el exceso de velocidad, se tienen que establecer claramente las responsabilidades, en primer lugar de quien manejaba el vehículo, pero también de la transportadora que debe garantizar la idoneidad de sus conductores.

Las autoridades, por su parte, son las encargadas de que todos los requisitos se cumplan y se respeten las normas cuando se viaja por las carreteras del país. Ello implica hacer los controles necesarios, a toda hora y con mayor razón en temporadas como la de diciembre y año nuevo cuando se movilizan cerca de cinco millones de vehículos por las vías nacionales, unos 300.000 de ellos por el Valle. El tramo de Zaragoza, antes de llegar a Cartago y donde sucedió el siniestro, es de los de más alta accidentalidad departamental, razón que justificaba una vigilancia permanente de la Policía de Tránsito y de los encargados de la movilidad en ese municipio.

Sin conocerse aún los resultados finales de la investigación sobre las causas de este lamentable accidente, debe decirse que nunca debió ocurrir. Es inconcebible que no se hayan tomado todas las precauciones o que la insensatez tenga hoy a seis familias llorando a sus seres queridos y a otras 34 en vilo por las secuelas que tendrán sus allegados. Además de expresar la solidaridad con las víctimas, hay que insistir en que solo cuando las normas se respeten y se imponga la prudencia al conducir, será seguro transitar por las carreteras del Valle y de Colombia.

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