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Santa Elena: ¿Hasta cuándo?

"Cali tiene que despertar ante la inveterada costumbre de dejar crecer tumores que a la larga terminan por desarticular la ciudad y establecer focos donde se asienta la inseguridad y el atraso".

14 de septiembre de 2011 Por:

"Cali tiene que despertar ante la inveterada costumbre de dejar crecer tumores que a la larga terminan por desarticular la ciudad y establecer focos donde se asienta la inseguridad y el atraso".

Durante muchos años, la galería de Santa Elena ha sido un foco de todos los males que una ciudad no puede tolerar. La pregunta es por qué las autoridades municipales no se han decidido a intervenir el sector, rescatarlo de las lamentables condiciones que padece y construir una sede adecuada para el comercio de alimentos donde exista orden y condiciones higiénicas. Conocida por ser uno de los principales centros para la distribución de alimentos en Cali, la galería ya no es sólo la edificación construida hace décadas. Ahora es una extensa zona compuesta por una decena de manzanas donde no existen las condiciones más elementales para garantizar la higiene de los alimentos, y donde la delincuencia tiene sus dominios, como lo demuestran las batidas que con frecuencia realiza la Policía Metropolitana en busca de grupos de extorsión y toda clase de maleantes.Para justificar el asombroso abandono de la zona y las miserables condiciones que día a día se registran allí, algunos aducen la necesidad de ofrecer trabajo a los más necesitados. Pero no parece haber consideración con los enormes riesgos que corren la salud de los compradores y la integridad de quienes se atreven a transitar por el sector. Ni parece existir conciencia sobre la necesidad de tener una plaza de mercado con las condiciones de seguridad necesarias para impedir que las bandas de extorsionistas sienten sus reales y azoten a los comerciantes. Y la consecuencia la paga la ciudad en todos sus órdenes. Además de que las autoridades municipales aceptan o tratan de ignorar la amenaza que significa esa galería para la salubridad pública y la convivencia, se persiste en ignorar que Santa Elena está en medio de una ruta vital para la comunicación entre el norte y el sur de Cali. Y que es necesario, o mejor indispensable levantar el obstáculo que significan el caos y la falta de vías seguras para los caleños que deben circular por el sector. Ni qué decir del perjuicio que se les causa a las familias que viven en sus alrededores, a quienes sí se les obliga a pagar sus impuestos mientras la informalidad aposentada en la zona no tributa.Cali tiene que despertar ante la inveterada costumbre de dejar crecer tumores que a la larga terminan por desarticular la ciudad y establecer focos donde se asienta la inseguridad y el atraso. Fue lo que ocurrió con la zona del Calvario y los barrios circunvecinos, cuyo abandono ha significado el deterioro del centro de la ciudad. Ahora es Santa Elena el barrio que se está comiendo la falta de autoridad y la ausencia de decisiones. Ahora que se desarrolla la campaña para elegir nuevos gobernantes en Cali, es oportuno hacer dos preguntas: ¿Por qué no ha sido posible construir una galería con las condiciones de higiene y seguridad que demanda una ciudad de más de dos millones de habitantes? Y, ¿por qué los gobiernos municipales se han negado a actuar para impedir que el barrio Santa Elena, donde habitan miles de personas, siga siendo destruido por la indiferencia que permite el asentamiento de la más asombrosa demostración de anarquía que conozca la capital vallecaucana?

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