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Rumores de guerra

El nacionalismo se pone de moda, mientras se reporta que la economía rusa decreció en el último año, precisamente cuando Moscú comienza a avanzar en su política expansionista, que llegó a su mayor punto con la anexión de Crimea, pasando por encima de todas las normas internacionales. Al mismo tiempo se desarrolla un gran movimiento de tropas hacia la frontera con Ucrania, que es respondida con el correspondiente despliegue por el gobierno de ese país, mientras la Unión Europea y Estados Unidos amenazan y adoptan algunas medidas de retaliación económica.

5 de mayo de 2014 Por:

El nacionalismo se pone de moda, mientras se reporta que la economía rusa decreció en el último año, precisamente cuando Moscú comienza a avanzar en su política expansionista, que llegó a su mayor punto con la anexión de Crimea, pasando por encima de todas las normas internacionales. Al mismo tiempo se desarrolla un gran movimiento de tropas hacia la frontera con Ucrania, que es respondida con el correspondiente despliegue por el gobierno de ese país, mientras la Unión Europea y Estados Unidos amenazan y adoptan algunas medidas de retaliación económica.

Mientras aumenta el tono de las amenazas entre Rusia y el gobierno ucraniano, los hechos de violencia se van precipitando. Un incendio en la ciudad de Odessa, en el sur de Ucrania, en el que murieron 42 personas, ha sido calificado por Moscú de “ataque de represalias” e incluso de “nuevo Khatyn”, una referencia a la localidad de Bielorrusia en la que los nazis prendieron fuego a 149 personas en 1943. Tal lenguaje se ha vuelto frecuente en los funcionarios de Putin, que insisten en denominar como “fascistas” a los miembros del gobierno ucraniano, y como imitadores de los nazis a las fuerzas que tratan de recuperar las edificaciones gubernamentales ocupadas por milicias prorrusas en varias partes de Ucrania. Se trata de una estrategia de propaganda, que utiliza un tema especialmente sensible para la población de Rusia. El nacionalismo se pone de moda, mientras se reporta que la economía rusa decreció en el último año, precisamente cuando Moscú comienza a avanzar en su política expansionista, que llegó a su mayor punto con la anexión de Crimea, pasando por encima de todas las normas internacionales. Al mismo tiempo se desarrolla un gran movimiento de tropas hacia la frontera con Ucrania, que es respondida con el correspondiente despliegue por el gobierno de ese país, mientras la Unión Europea y Estados Unidos amenazan y adoptan algunas medidas de retaliación económica.Y hay más: medios internacionales reportan que Moscú no sólo ha reforzado la maquinaria bélica que movilizó, sino que ahora el Ministerio de Defensa ha ordenado a las brigadas de equipos médicos militares que se desplieguen con urgencia a la frontera con Ucrania. Una inequívoca señal de que Moscú se prepara para la guerra después de que decenas de miles de soldados fueron enviados a la región fronteriza para ejercicios militares.Las cosas van mal. Después de fomentar la revuelta en Ucrania oriental, como respuesta al golpe de Estado ocurrido en Kiev con apoyo de la población ucraniana, Moscú alega que puede verse obligada a ayudar a rusos étnicos en esa zona (por eso ha reunido 40.000 soldados al otro lado de la frontera, en lo que fue calificado de maniobras). Mientras tanto, Estados Unidos ha aumentado su propia presencia militar, reiterando garantías de seguridad a los miembros locales de la Otan. De modo que poco a poco, se avanza hacia una posible confrontación. Por ahora la ventaja está de parte de Rusia. Putin toma medidas de fuerza, mientras Occidente no cuenta con los recursos para ayudar a Ucrania, sino que se limita a opciones diplomáticas que parecen agotadas. Las prioridades para los dos bandos son distintas: Europa no parece estar dispuesta a someterse a una nueva guerra en su territorio. Rusia, por el contrario, sumida ahora en una depresión, cuenta con un gobierno que, con tal de no perder el poder, parece dispuesto a cualquier aventura, porque siente que podrá actuar impunemente. Pero todo tiene un límite, y pese a la pasividad occidental, muy pronto se puede llegar a una situación en que la guerra sea inevitable.

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