El pais
SUSCRÍBETE

Relaciones tormentosas

7 de julio de 2010 Por:

Dos personajes, vecinos de Colombia y con el poder que les confiere el ser presidentes de Ecuador y Venezuela están insinuando la posibilidad de restablecer en un caso y de normalizar en el otro, las relaciones con Colombia. Y si bien son distintos los hechos que han producido los distanciamientos, en ambos eventos es conveniente fijar condiciones de respeto mutuo para evitar las alteraciones que los han ocasionado.Está en primer lugar Ecuador. Rotas las relaciones a causa del ataque que dio de baja a uno de los principales cabecillas de las Farc, el Gobierno se ha dado a la tarea de reconstruirlas, presentando las excusas que sean necesarias y prometiendo que tales acciones no se repetirán en el futuro. Quizás sea difícil aceptar que el ataque fue una decisión motivada no en la intención de violar la soberanía del vecino país o de causar daño a su Nación, sino en el deber de proteger a Colombia del peor de sus enemigos, la suma de terrorismo, narcotráfico y secuestro, manejada a discreción por alias Raúl Reyes, cómodamente protegido precisamente por la impunidad que implica el respeto que le deben los Estados a la soberanía. En la otra frontera está Venezuela. Allí, un gobierno que se autoproclama revolucionario se ha dado a la tarea descarada de inmiscuirse en nuestros asuntos internos, de acoger a las Farc y al ELN, mientras el narcotráfico encuentra en el régimen chavista la protección para crecer. Y los colombianos son acusados de cualquier delito, en tanto el gobierno de Hugo Chávez se dedica a denigrar de Colombia, amenaza con guerras cada que se le antoja y bloquea el comercio que antes fue símbolo de una relación estable y provechosa para las dos naciones.Los presidentes de esos dos países están unidos por intereses políticos, reflejados en el llamado Alba, por su afán de denigrar de los Estados Unidos y por su interés en descalificar a Colombia, al presidente Álvaro Uribe y a todo lo que signifique una cercanía con la nación norteamericana. Es claro que no pueden aceptar que nuestro país no comulgue con su populismo y haya conseguido triunfos innegables en su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico que usan las fronteras como refugio de impunidad, causando daño también a sus países y a las relaciones con el nuestro.Ese par de personajes son los que están exigiendo ahora requisitos para asistir a la posesión del nuevo Mandatario de los colombianos, y para mejorar las relaciones bilaterales. Por supuesto, hay que tener paciencia con el presidente Rafael Correa y su prudente actuación en el restablecimiento de los vínculos diplomáticos, en cuya ruptura ha sido definitiva la actuación de Colombia. Pero no puede decirse lo mismo del presidente Hugo Chávez. Su actitud ha sido agresiva con nuestro país y su protección de las Farc y el ELN son los peores enemigos de la normalización que ahora él pretende mostrar como un gesto de buena voluntad. Por eso, es mejor andar con cautela a la hora de las invitaciones a la posesión del presidente Juan Manuel Santos, el próximo 7 de agosto. Colombia debe ser cortés y respetuoso de los gobiernos vecinos pero no a cualquier costo.

AHORA EN Editorial