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Regreso a la democracia

"Así, Paraguay vuelve al viejo sendero, el que ha transitado siempre en medio de la quietud y la pobreza. Sin embargo parece buena noticia el que recupere la democracia".

22 de abril de 2013 Por:

"Así, Paraguay vuelve al viejo sendero, el que ha transitado siempre en medio de la quietud y la pobreza. Sin embargo parece buena noticia el que recupere la democracia".

Ayer los paraguayos ejercieron su derecho al voto para elegir a su nuevo Presidente entre los candidatos Horacio Cartes del Partido Colorado y Víctor Alegría del oficialista Partido Liberal. Las encuestas y los sondeos a boca de urna daban como virtual ganador a Cartes.Desde su convocatoria, estas elecciones han sido bien recibidas por la comunidad internacional, que ve en el hecho una vuelta del país a la normalidad luego del ‘golpe constitucional’ que sacó a Fernando Lugo del poder. En ese momento, apegada a una norma que le permitía enjuiciar al Presidente, la mayoría parlamentaria integrada por los dos partidos históricos realizó un juicio sumario y destituyó a Presidente, quien fue reemplazado por su vicepresidente, el liberal Federico Franco.La decisión provocó una crisis y el rechazo de la comunidad latinoamericana, en especial de los países del Alba, que se negaron a reconocer el nuevo gobierno y sacaron a Paraguay de las organizaciones internacionales. Tal actitud contrasta con procedimientos similares, como los realizados en Venezuela para legalizar la presidencia de Nicolás Maduro, y los comportamientos sumisos de varios gobiernos latinoamericanos que por distintas razones se han apresurado a aceptar el triunfo de Maduro en las urnas cuando aún no se ha realizado el reconteo de los votos.A Paraguay, en la deposición de Lugo, no se le aplicó el mismo rasero. Por eso, que el Presidente en ejercicio y el tribunal Electoral llamen a elecciones generales contrasta con el comportamiento del régimen venezolano. Y con la tímida actitud de Unasur que no se atreve a exigir el respeto de la voluntad popular en Venezuela.Paraguay retoma entonces la senda perdida. La realidad es que Lugo significó un interregno singular en un país que ha sido fuertemente tradicionalista, tanto a nivel popular como en sus elites. El Partido Colorado, bastión del conservatismo e instrumento partidista del dictador Stroessner, gobernó durante 60 años. Antes el gobierno había pertenecido al Partido Liberal, que hoy está representado en el presidente Franco.Lugo decepcionó, porque no cambió nada ni su gobierno significó impacto alguno en la disminución de la pobreza en Paraguay, para lo cual fue elegido. Tan sólo se sabía de él por sus escándalos mediáticos relacionados con su irrespeto por el celibato sacerdotal. Este obispo pasó casi que desapercibido y al salir por la puerta trasera no tuvo prácticamente ningún respaldo en su propia nación. Como si nada hubiera pasado, lo que en efecto sucedió, hoy el favoritismo en las urnas se repartió entre los candidatos de los partidos Colorado y Liberal. El primero, representado por el multimillonario Horacio Cartes, a quien los medios llaman “el Carlos Slim de Paraguay” y que ha sido investigado por nexos con el narcotráfico y lavado de activos; y el segundo, por Hugo Alegría, exministro de Lugo, quien lo destituyó por sospechas de corrupción. Así, Paraguay vuelve al viejo sendero, el que ha transitado siempre en medio de la quietud y la pobreza. Sin embargo parece buena noticia el que recupere la democracia.

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