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Reforma necesaria

"A un debate de su aprobación final, el proyecto de ley mediante el cual se reglamenta el monopolio de los licores parece ser un paso en la dirección correcta. Se trata de modernizar una renta vital para las regiones y de cambiar una estructura anticuada, sin tocar el patrimonio que la Constitución Nacional reconoce a los Departamentos".

17 de junio de 2016 Por:

"A un debate de su aprobación final, el proyecto de ley mediante el cual se reglamenta el monopolio de los licores parece ser un paso en la dirección correcta. Se trata de modernizar una renta vital para las regiones y de cambiar una estructura anticuada, sin tocar el patrimonio que la Constitución Nacional reconoce a los Departamentos".

A un debate de su aprobación final, el proyecto de ley mediante el cual se reglamenta el monopolio de los licores parece ser un paso en la dirección correcta. Se trata de modernizar una renta vital para las regiones y de cambiar una estructura anticuada, sin tocar el patrimonio que la Constitución Nacional reconoce a los Departamentos. La discusión ha sido larga y profunda. En ella han participado los Gobernadores, los miembros del Congreso que representan a las regiones y los interesados en un negocio que mueve cifras importantes, además de influir directamente en la capacidad de los entes departamentales para atender las demandas de servicios de sus habitantes. De ese ejercicio ha quedado en claro que se mantiene el monopolio rentístico en los Departamentos y serán sus autoridades las encargadas de desarrollar las nuevas reglas de juego contempladas en el proyecto. Es decir, que gobiernos y asambleas departamentales tendrán la obligación de reglamentar la aplicación de lo que se denomina el Monopolio de Arbitrio Rentístico. Lo que sí queda muy claro es que se deberán cumplir los compromisos adquiridos por Colombia ante la Organización Mundial del Comercio, OMC.Otro aspecto importante de la iniciativa es aquel que elimina la inequidad entre los licores producidos en los Departamentos y muchos de los que se importan. Es el caso de la comparación que existe entre los $3500 que paga un vino moscatel producido en Colombia y el mismo valor que deben cancelar las champañas de marca, cuyo precio supera en más de diez veces. Por eso se crea una forma distinta de liquidar el gravamen, además de establecerse un impuesto adicional basado en el precio del licor objeto de la medida. El proyecto es pues un buen intento por mejorar las decaídas rentas departamentales. En él se hace énfasis en el establecimiento de criterios más modernos, más racionales, más fáciles de aplicar. Y se está explicando como una medida que producirá mayores ingresos, como lo exponen los cuadros que muestran las variaciones esperadas, producto de mejores tributos, además de establecer mecanismos más eficaces para controlar la evasión y el contrabando. Sin embargo, sigue latente la preocupación sobre la manera en que los Departamentos han hecho uso de esa autonomía en el manejo del monopolio de los licores. La liquidación de muchas industrias licoreras en el país y las afugias que padecen las pocas sobrevivientes como la del Valle, son demostración de los estragos que ha causado la mezcla de malas administraciones con el clientelismo y su consecuencia inexorable, la corrupción. Por eso, la preocupación sigue con respecto a la renta más importante de la provincia. Además, y así se diga en la justificación de motivos que el contrabando de licores importados no será problema, es incuestionable que su consumo es casi que una costumbre arraigada entre los colombianos. Cómo evitar ese contrabando y cómo hacer que los departamentos ejerzan con seriedad el monopolio, serán las claves de este mercado hacia el futuro y el beneficio que de él reciban los departamentos colombianos.

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