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¿Qué pasa en Emcali?

14 de diciembre de 2010 Por:

"Emcali hoy está al borde de repetir los errores y las manipulaciones que casi causan su desaparición"...

Once años se han cumplido desde que el Gobierno Nacional intervino a Empresas Municipales de Cali, para rescatarla de la crisis que le ocasionaron las malas administraciones. Hoy, los caleños se preguntan hasta cuándo se extenderá una medida que si bien produjo resultados importantes, su prolongación no se compadece con el carácter excepcional que tienen las intervenciones con propósito de liquidación.Como producto de esa medida dilatada, Cali perdió el manejo sobre su patrimonio más importante, que según se dice le debe más de un billón de pesos al Gobierno Nacional. Eso es lo que ha significado entregarle a la Superintendencia de Servicios Públicos el control absoluto de Emcali, llevando a situaciones tan deplorables como que su dirección cumpla dos meses en interinidad ante la renuncia de quien se desempeñaba como gerente interventora. Y a que se haya nombrado a dos personas en calidad de encargadas, sin que la Superintendencia se tome la molestia de explicar los cambios, como ocurrió el pasado viernes. Se dice que la intervención ha sido la salvación para Emcali en la medida en que la ha aislado de los afanes clientelistas que persisten en la ciudad y en la administración de sus asuntos públicos. Sin embargo, el día del cambio se conocieron rumores sobre las influencias ejercidas por algunos dirigentes de los grupos políticos pertenecientes al partido del presidente Juan Manuel Santos para ubicar sus fichas en la empresa y en Telecali, la entidad creada para tratar de conseguir un socio estratégico y evitar el colapso económico de la unidad de telecomunicaciones.Otras versiones hablan de inconformidades existentes sobre una licitación en el servicio de acueducto, las cuales habían causado el intempestivo relevo de la pasada semana. Y no faltan los comentarios sobre los apetitos burocráticos de importantes funcionarios del orden nacional y municipal, muy distantes por cierto de lo que los caleños esperan de sus empresas públicas. Todo lo cual da a entender que Emcali hoy está al borde de repetir los errores y las manipulaciones que casi causan su desaparición.La diferencia es que la Nación lleva doce años posesionada de la empresa, y la maneja a través de la Superintendencia que debe vigilar la prestación de los servicios, una cuestionable manera de actuar como juez y parte. Y nadie sabe cuándo terminará la medida excepcional. También hay reclamos explicables porque ahora se están turnando la gerencia entre las subgerentes y en calidad de encargadas.Hay pues una situación extraña que atenta contra el buen nombre de la entidad que tanto esfuerzo ha costado recuperar. Eso debe tener un fin inmediato, porque se da la sensación que Emcali está de nuevo amenazada por el clientelismo que precisamente causó su intervención. Por lo cual es necesario pedir al presidente Santos que establezca el derrotero para concluir la intervención, fijando reglas precisas a la Administración Municipal. Y que se logre el anunciado acuerdo de buen gobierno que pondrá fin a las ambiciones y los rumores que destruyen la credibilidad de la empresa.

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