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Que no quede impune

El hallazgo de los cuerpos de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, equipo periodístico del diario El Comercio de Quito, alivia en algo el drama que han vivido sus familias desde que fueron secuestrados y asesinados por el grupo disidente guerrillero al mando de alias Guacho.

26 de junio de 2018 Por: Editorial .

El hallazgo de los cuerpos de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, equipo periodístico del diario El Comercio de Quito, alivia en algo el drama que han vivido sus familias desde que fueron secuestrados y asesinados por el grupo disidente guerrillero al mando de alias Guacho.
Ahora, además de reclamar que su crimen no quede impune, hay que encontrar a los otros secuestrados y arreglar los desencuentros diplomáticos producidos por este caso.

Desde el 26 de marzo, cuando el periodista, el reportero gráfico y el conductor fueron plagiados por ‘Guacho’, en momentos en que realizaban una investigación sobre los problemas de narcotráfico y violencia en el norte de su país, esa organización criminal usó su retención -y posteriormente su muerte- para chantajear a ambas naciones. Así sucedió desde que aparecieron las primeras imágenes de ellos encadenados, suplicando por sus vidas y pidiendo a los gobiernos que cedieran a las demandas.

Ecuador, inexperto en situaciones como esa, actuó en principio a los bandazos e intentó negociar con el grupo criminal, mientras que las autoridades de Colombia se demoraron en confirmar lo que sucedía, en aceptar que al equipo de El Comercio lo habían trasladado a territorio nacional y en coordinar las acciones con el país vecino. Tres semanas después se supo a través de los medios y por tuits que habían sido asesinados. Como ocurrió con el secuestro, la entrega de sus cuerpos se convirtió en otra forma de chantaje.

Pasó todo este tiempo sin que sus asesinos dijeran en dónde estaban los cadáveres, sin que sus familias tuvieran información y sin que las organizaciones humanitarias lograran intermediar. Hasta que el viernes de manera accidental se halló, en medio de un campo minado, una fosa en la que estarían los periodistas ecuatorianos. De nuevo fueron los tuits y las especulaciones los que primaron, en lugar de esperar el resultado final de los análisis de Medicina Legal.

Con la confirmación entregada hace dos días por la entidad, se pone punto final al drama vivido en estos meses por las familias de los periodistas así como por sus compañeros de diario El Comercio. Continúa sin embargo el de los allegados de Óscar Efrén Villacís y Katty Vanessa Velasco, la pareja ecuatoriana secuestrada hace 70 días por ‘Guacho’ en territorio colombiano y no en el vecino país como en su momento se apresuró a decir el Ministro de Defensa.

También queda por resolver el incidente diplomático iniciado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, que reclama por el manejo dado a la información y a los hechos, actuación que quizás se acostumbre en nuestro país en casos como estos, sobre el cual vale la pena hacer una profunda reflexión. Ahora hay que seguir persiguiendo a ‘Guacho’ y a su banda hasta que respondan ante la Justicia por sus crímenes, pero sobre todo hay que continuar el esfuerzo del Estado por recuperar el control territorial y la autoridad en el suroccidente del país. Así es como se ejerce la soberanía.

El diario El País lamenta la muerte de sus colegas ultimados en el ejercicio de su profesión y se solidariza con sus familias, con El Comercio de Quito y con sus connacionales. Su crimen no puede quedar impune y por el respeto que se merecen, nuestro país debe entender los reclamos que se han hecho. Ahora más que nunca Ecuador y Colombia deben estar unidos en la lucha contra los violentos y para defender de sus ataques a la libertad de prensa.

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