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Propósito de enmienda

"...los empresarios reunidos en Davos podrán ver que ahora los países llamados emergentes o aquellos despreciados antes por su aparente debilidad, son los que mandan la parada".

25 de enero de 2012 Por:

"...los empresarios reunidos en Davos podrán ver que ahora los países llamados emergentes o aquellos despreciados antes por su aparente debilidad, son los que mandan la parada".

Con otra perspectiva, sin duda más pesimista y menos ampulosa que la que reinaba hace un lustro, los líderes empresariales que desde 1971 conforman el Foro Económico Mundial de Davos volverán a reunirse a partir de hoy. En medio de la incertidumbre causada por la crisis de los países europeos y la amenaza de recesión, 1.700 dirigentes empresariales, los presidentes y demás invitados, se sentarán a analizar el sombrío panorama que enfrenta la economía mundial. “Después de un año caracterizado por grandes trastornos, muchos sienten que estamos presenciando la desintegración de un sistema global: crisis financieras y de deuda, desempleo, parálisis política, desigualdad social, crisis alimentarias y energéticas, y la lista continúa. Enfrentados a tantos problemas simultáneos e interrelacionados, nuestros líderes se ven sometidos a una tensión que los lleva hasta sus límites”. Esas palabras de Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, dan una idea aproximada de lo que será el eje central de la cita en el refugio alpino de Suiza.Es decir, ya no será el momento para las fastuosas fiestas ofrecidas por entidades como Lehman Brothers, cuya quiebra se llevó por delante a gigantes del mundo financiero y ocasionó la recesión del 2008. Tampoco habrá espacio para hacer disquisiciones acerca del prometedor panorama de los negocios que siempre imperaba en la cita de Davos. Al parecer, a la reunión anual y a sus participantes, los líderes del capitalismo mundial, les llegó la hora de preguntar qué pasó y en qué se equivocaron.“Los organizadores del Foro Mundial Económico de este año han incluido preguntas fundamentales para los participantes: ¿El capitalismo tiene futuro? ¿Es apto para el siglo XXI? Y si lo es, ¿qué debe cambiar?”. Estos interrogantes, lanzados por la BBC de Londres, dan una idea de lo que está aconteciendo. Es que ya no se podrá soñar con la ilimitada posibilidad de desarrollo financiado al debe porque la especulación en Estados Unidos y Europa le asestó un golpe que puede ser mortal. Y ya no podrá pensarse en crecer los balances de las entidades financieras mediante el crédito insaciable a los gobiernos, porque Grecia, Italia, España, Portugal e Irlanda demostraron que todo tiene un límite y los Estados también se quiebran, por poderosos que ellos sean. Así, los empresarios reunidos en Davos podrán ver que ahora los países llamados emergentes o aquellos despreciados antes por su aparente debilidad, son los que mandan la parada. Entonces los asistentes a la cita tendrán que superar “el desgaste, un síndrome asociado con el agotamiento, el estrés, el pesimismo, el cinismo, el ensimismamiento y una mentalidad aislada”, que según el doctor Schwab, “se percibe en el aire”. Por eso, antes que un nuevo brindis por la prosperidad y la opulencia del capitalismo, lo que se producirá en Davos será más cercano a la autocrítica de que habló Carlos Marx al analizar la dialéctica y el propósito de la enmienda que predica el cristianismo para expiar los pecados y alcanzar la redención.

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