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¿“Primavera” en Turquía?

Así, y aunque todo comenzó con la oposición a la destrucción de un parque, muy pronto evolucionó en una protesta contra una década del gobierno del primer ministro Tayyip Erdogan, poco apreciado por los jóvenes del país que lo consideran inclinado a imponer principios islamistas en la administración pública turca.

4 de junio de 2013 Por:

Así, y aunque todo comenzó con la oposición a la destrucción de un parque, muy pronto evolucionó en una protesta contra una década del gobierno del primer ministro Tayyip Erdogan, poco apreciado por los jóvenes del país que lo consideran inclinado a imponer principios islamistas en la administración pública turca.

El sábado pasado, Turquía estalló. Empezó por una protesta de carácter ecologista en la que grupos de ciudadanos se apostaron en un parque público con el fin de evitar su destrucción para erigir allí una gran mezquita.Familias enteras, con abuelos y nietos incluidos, se abrazaron a los árboles y se tendieron en el césped, para que la maquinaria de construcción no pudiera hacer su labor, que la comunidad vecina del parque considera como innecesaria y depredadora. El ánimo tranquilo y despreocupado de los protestantes no vaticinaba nada grave. Pero ocurrió. La policía intervino para desalojarlos de manera agresiva y con exceso de fuerza. Ataques con mangueras de agua, gases lacrimógenos y golpes, fueron la manera desproporcionada con que las autoridades reaccionaron ante un pequeño grupo de ciudadanos pacíficos sin ningún ánimo político.Tal acción, cuyas imágenes se distribuyeron por las redes sociales, enardeció a los turcos de todo el país que se lanzaron a las calles en 69 ciudades e iniciaron una movilización gigantesca que tomó connotaciones políticas. Dos consignas se tomaron las calles de Turquía, “Somos hijos de Atakurk” y “El Primer Ministro debe dimitir”.Así, y aunque todo comenzó con la oposición a la destrucción de un parque, muy pronto evolucionó en una protesta contra una década del gobierno del primer ministro Tayyip Erdogan, poco apreciado por los jóvenes del país que lo consideran inclinado a imponer principios islamistas en la administración pública turca. Para ellos, Erdogan quiere dar marcha atrás a la revolución laica de Kemal Atakurk, el ‘padre’ de la moderna nación turca. Cambiar un parque por una mezquita no sólo es depredar el ambiente, dicen, sino un símbolo de la Turquía religiosa que Erdogan persigue.El núcleo duro de la protesta está conformado por jóvenes universitarios y ciudadanos de clase media catalogados como apolíticos, pero que hoy están lanzando piedras en las ciudades turcas. Para tranquilidad parcial del gobierno, hasta ahora los obreros, una fuerza importante en el país, no se han sumado a la protesta. Y, de todas maneras, Erdogan sigue contando con el apoyo de los ciudadanos mayores y la mayoría de los medios de comunicación, algunos de los cuales se han convertido en blanco de la ira de los manifestantes.Durante toda la semana las manifestaciones han crecido, concentrándose en los parques de las ciudades turcas, otorgándole un sesgo de oposición a lo que consideran falta de conciencia ambiental en el gobierno, que ha ejecutado grandes obras públicas sin tener en cuenta el impacto ambiental. Y Erdogan ha mostrado poco tacto: en su primera declaración pública acusó a ‘sectores extremistas’ de organizar las protestas y ni siquiera cedió en preservar el parque que generó el movimiento.Por las diferencias evidentes entre Turquía y los países árabes del norte de África, no estamos ante una Primavera Turca. Pero si ante otra demostración del poder de las redes sociales y del peligro que significa resolver las demandas ciudadanas apelando a la fuerza.

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