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Precisiones necesarias

18 de agosto de 2010 Por:

"No puede exigir es que “nadie más vuelve a hablar de las Farc”..."

Producto de la distensión que han experimentado las relaciones entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, el Presidente del Congreso de la República dialogó con el presidente Hugo Chávez, la presidenta de la Asamblea Nacional de ese país, la diputada Iris Varela, y el canciller Nicolás Maduro. Al parecer, fue un intercambio enmarcado en la línea de buscar en la diplomacia el remedio para un mal que les ha causado un grave daño a ambas naciones. Por supuesto, el doctor Armando Benedetti no es representante del gobierno ni de la política oficial de Colombia en materia de relaciones exteriores. Sin embargo, es de resaltar su interés por aportar en la creación de lazos más estrechos con los legisladores venezolanos, que hagan más difícil en el futuro las rupturas súbitas y creen un canal de comunicación adicional y distinto entre las dirigencias políticas. Por eso parece interesante la propuesta de crear mesas de integración en las comisiones del Congreso colombiano y la Asamblea venezolana que trabajen temas similares, así como la sugerencia de avanzar en los mecanismos para mejorar las relaciones institucionales de los municipios fronterizos, los más perjudicados por las desaveniencias. Hay pues un ambiente distinto, donde se habla mucho de “crear confianza” entre los gobernantes. Una especie de “relanzamiento de las relaciones bilaterales”, en la línea que empezaron a trazar el presidente Juan Manuel Santos y su Ministra de Relaciones Exteriores, al invitar al canciller Maduro a la posesión y después encontrarse con Chávez en Santa Marta. De ahí surgió la creación de cinco comisiones para analizar los asuntos más críticos, como la deuda de US$800 millones a los productores colombianos y las relaciones comerciales.En resumen, parece importante el esfuerzo del Presidente del Congreso por crear esa confianza. Lo que no puede exigir es que “nadie más vuelve a hablar de las Farc”, cuando esa es precisamente la razón de la incomodidad que expresan los colombianos frente al gobierno chavista. El doctor Benedetti parece olvidar que existen pruebas contundentes sobre la forma en que la guerrilla colombiana es acogida allá y la manera en que atacan en Colombia y se refugian en el territorio venezolano. Esa es quizás la más grande de las preocupaciones, la que nunca podrá desaparecer de las agendas incluso diplomáticas mientras no exista claridad.Por eso, el asunto de la presencia de la guerrilla en Venezuela seguirá pesando en las relaciones, muy a pesar del pedido del Presidente del Congreso. Como siempre se tendrá que responder al constante ataque contra nuestro país mediante el falso argumento de que aquí se están montando bases militares de los Estados Unidos. Nada de eso es cierto, y el doctor Benedetti sabe que tal argumento es usado para calificar a nuestro país como lacayo dispuesto a montar plataformas de guerra para atacar a Venezuela.Reconociendo el interés por restablecer las relaciones con el vecino es bueno recordar que los problemas se resuelven enfrentándolos y no evadiéndolos. Y que no hay nada más perjudicial que caer en la trampa de las mentiras o las verdades a medias.

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