El pais
SUSCRÍBETE

Posiciones que no ayudan

Diez días después de iniciado, el paro en Buenaventura continúa sin las soluciones que se esperan. Y más que quedarse a la espera de un concepto jurídico sobre la viabilidad de una emergencia social y económica, lo que debe promoverse es la construcción de soluciones de corto y largo plazo para una comunidad golpeada por la marginalidad y el atraso.

25 de mayo de 2017 Por: Editorial .

Diez días después de iniciado, el paro en Buenaventura continúa sin las soluciones que se esperan. Y más que quedarse a la espera de un concepto jurídico sobre la viabilidad de una emergencia social y económica, lo que debe promoverse es la construcción de soluciones de corto y largo plazo para una comunidad golpeada por la marginalidad y el atraso.

Luego de los infortunados sucesos del pasado viernes y de la ruptura del diálogo con las autoridades nacionales, departamentales y municipales, era de esperarse que la negociación fuera revitalizada para orientar los cambios que reclama y necesita la gente de Buenaventura. Sin embargo, ayer se suspendieron a la espera de una consulta jurídica que hará el Gobierno Nacional sobre la posibilidad de aplicar la emergencia.

Para los organizadores del movimiento esa parece ser una línea roja inamovible y sin posibilidad de modificación, por lo cual están pidiendo pronunciamientos definitivos. Por su parte, el viceministro de Gobierno propuso trasladar la mesa de diálogo a Bogotá, lo que supone importante para solucionar los problemas de Buenaventura.

Tales posiciones no ayudan a resolver el conflicto que tiene a esa ciudad en la encrucijada. Así se declare la emergencia, ella sola no traerá soluciones y sólo será una herramienta que podrá ser usada o no, según la disposición de quienes tienen la facultad de aplicarla, además de la disponibilidad de los recursos necesarios para atender una crisis, sin duda urgente, pero que tiene sus raíces en décadas de abandono por el Estado.

Lo que debe buscarse son cambios de fondo en la actitud del gobierno central frente a Buenaventura y, en general, frente al Pacífico Colombiano. Es decir, transformaciones profundas y efectivas sobre el tratamiento que se le da a la región, que reconozcan la ausencia del Estado como la primera causa de los problemas y que no sean producto de la presión del momento.

En ese camino, sería un error gigantesco suspender el diálogo por un concepto jurídico y no exigir compromisos claros en el cumplimiento de las promesas y la realización de las obras y proyectos con los cuales está comprometido el gobierno central, y que dieron origen a la protesta. Como también sería imperdonable que la negociación continuara en la capital de la república, lejos de los bonaverenses y de los problemas que deben ser resueltos.

Vuelve a hacerse presente la necesidad de que el Valle en su integridad cumpla su papel como vocero de Buenaventura y de las soluciones que se requieren. Aunque la señora gobernadora ha sido protagonista y facilitadora de la negociación, ahora se necesita a una dirigencia pública y privada que se haga partícipe, por encima de los intereses gremiales o particulares. Es el momento de demostrar la solidaridad de los vallecaucanos con la segunda ciudad del departamento.

Lo que hay que buscar son las soluciones efectivas en lugar de trabas o fundamentalismos que no llevan a lugar alguno. Es el momento para lograr las transformaciones que requiere la gente de Buenaventura y no puede desperdiciarse.

AHORA EN Editorial