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Por la transparencia

En medio del proceso para elegir al nuevo Mandatario de los colombianos, las noticias sobre actos contra la pureza del sufragio y las insinuaciones sobre fraude en las elecciones siembran dudas que pueden amenazar la credibilidad de la decisión popular.

3 de junio de 2018 Por: Editorial .

En medio del proceso para elegir al nuevo Mandatario de los colombianos, las noticias sobre actos contra la pureza del sufragio y las insinuaciones sobre fraude en las elecciones siembran dudas que pueden amenazar la credibilidad de la decisión popular. Por ello es necesario hacer un llamado para que la transparencia sea la garantía que asegura la democracia en Colombia.

Después de las elecciones del pasado 27 de mayo, se produjeron dos hechos que dejan preocupaciones. El primero fue la declaración del Fiscal General de la Nación sobre los hechos de corrupción “nauseabundos” que descubrió la entidad a su cargo e interfirieron la elección del Congreso.

Al dar su declaración, el fiscal Néstor Humberto Martínez dijo que revelaría los detalles de su denuncia una vez pasara la segunda vuelta presidencial para que no lo acusaran de intervenir en política. Pues bien, ante la gravedad de su anuncio debe decirse que ya actuó en política y que lo mejor es que le cuente al país lo que sabe, para que todo el mundo sepa a qué atenerse.

Aunque el anuncio del Fiscal no tiene relación con las elecciones presidenciales, dejar esa duda en medio de un proceso electoral siembra desconfianza. Más aún, cuando uno de los candidatos en contienda insinuó que habría fraude contra su aspiración y llamó a sus seguidores a salir a protestar el día de los comicios, amenaza que retiró cuando se anunció su paso a la segunda vuelta.

Lo que sí es innegable es la manera en que las elecciones de Congreso y aquellas que definen los gobernantes, diputados y concejales en los departamentos y municipios, están expuestas a toda clase de maniobras para alterar los resultados y beneficiar a quienes pagan por ello. Pese a ser conocidos desde hace muchos años, esos vicios sólo han sido castigados en pocas oportunidades, por lo cual se debe insistir en que se tomen las medidas que sean del caso para impedir el fraude.
El segundo hecho fue la aparición de presuntas irregularidades en los formularios E14 de la Registraduría General de la Nación que informan sobre los resultados en varias mesas de votación. Aunque esa entidad, que ha recibido reconocimientos de todos los sectores por su actuación en las elecciones del domingo anterior, dio explicaciones sobre esos hechos, lo cierto es que aún quedan interrogantes que deben ser despejados para tranquilidad de todos.

Debe reconocerse también que las elecciones tienen la vigilancia de todos los niveles del Estado y de organismos internacionales. Pero cualquier esfuerzo por vigilar el proceso electoral debe ser bienvenido. En ese orden de ideas, el Fiscal debe ofrecer los detalles sobre sus denuncias, y la Registraduría está obligada a aclarar sobre las anomalías en los E14.

Esa es la transparencia que da legitimidad y asegura el imperio de la voluntad popular. Con ello se evita que se utilicen las sospechas de trampas, fraudes y coerciones indebidas con intenciones partidistas para justificar derrotas, causando incertidumbre sobre reglas de juego que han sido aceptadas y sólo se respaldan cuando benefician a quien denuncia el fraude.

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