El pais
SUSCRÍBETE

Por el consenso nacional

"Lo que debe esperarse es la grandeza que se requiere para interpretar la voluntad nacional. En otros términos, hacer hasta lo imposible para construir el consenso que debió acompañar desde un principio la negociación".

3 de octubre de 2016 Por:

"Lo que debe esperarse es la grandeza que se requiere para interpretar la voluntad nacional. En otros términos, hacer hasta lo imposible para construir el consenso que debió acompañar desde un principio la negociación".

Se cumplió ayer la cita en la cual los colombianos deberían decidir sobre el acuerdo negociado entre el Gobierno Nacional y las Farc. El triunfo del No, apretado pero de conformidad con las reglas y la transparencia de la democracia, plantea nuevos desafíos para la dirigencia del país.El primero y más importante es reconocer el resultado. Por encima de las especulaciones que antecedieron el plebiscito, ocurrió lo que debe esperarse en un país donde imperan la libertad y la democracia. Fue la manifestación pacífica de una Nación a la cual se le entregó la potestad de aprobar o improbar el fruto de una negociación que se llevó a cabo durante cuatro años y contando con el apoyo y la mediación de instituciones internacionales y países interesados en ayudar a conseguir el fin de la violencia en Colombia.El NO se impuso por un margen pequeño. Lo que sigue no es cobrar una victoria que no puede tener dueño, y que significa ante todo la inconformidad de la mitad del país con unas partes y no con el todo del acuerdo. Y mucho menos pensar en que quedarán vencedores y vencidos, o en llevar las cosas a un punto de no retorno donde la Nación quede dividida por la mitad.Lo que debe esperarse es la grandeza que se requiere para interpretar la voluntad nacional. En otros términos, hacer hasta lo imposible para construir el consenso que debió acompañar desde un principio la negociación. La tarea de los dirigentes públicos es entonces auscultar las razones del resultado y actuar en consecuencia para restañar las fisuras que pudieron quedar después de un debate difícil y en veces acalorado como pocos en nuestra historia reciente.También debe existir generosidad para reconocer que es imposible echar por la borda un esfuerzo construido ante todo con buenas intenciones para terminar con el conflicto que genera la presencia de las Farc. Por eso hay que destacar las palabras del presidente Juan Manuel Santos y las del jefe de la guerrilla, quienes aseguraron que se mantiene el cese el fuego bilateral mientras se encuentra una nueva vía para el mismo objetivo, la paz de Colombia. Así mismo, se debe confiar en la buena voluntad de la oposición encabezada por el Centro Democrático para que interpretando la voluntad nacional, aporte lo necesario a la salvación de la negociación. Porque si bien ganó el No, lo que de ahí surgió fue la necesidad de aportar para construir lo que sea necesario para alcanzar a la vida pacífica que los colombianos anhelamos y merecemos.Tanto la Constitución como la Corte Constitucional en reciente sentencia sobre el plebiscito afirmaron que el Presidente de la República mantiene entre sus funciones el buscar el entendimiento con los grupos alzados en armas. Y las Farc han expresado que la negociación no se ha roto y que mantienen su voluntad de mantener la búsqueda del acuerdo final. Así, las posibilidades siguen con vida, aunque el resultado de ayer da a entender que deben existir cambios en el documento que fue votado en el plebiscito. El mensaje es claro: para alcanzar un país unido y en paz, se requiere el consenso nacional.

AHORA EN Editorial