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Políticas claras

Con la promulgación hace tres años de la Ley 1282 se pretendió marcar un derrotero definitivo y único para el fomento de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Pero hoy no hay claridad sobre las políticas acordadas.

21 de julio de 2012 Por:

Con la promulgación hace tres años de la Ley 1282 se pretendió marcar un derrotero definitivo y único para el fomento de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Pero hoy no hay claridad sobre las políticas acordadas.

El desarrollo de una nación se mide, en buena medida, por sus avances en materia científica y tecnológica, así como por su capacidad de innovar para afrontar los retos económicos y sociales. Para lograrlo se requiere de políticas públicas coherentes, además de recursos bien dirigidos y mejor administrados. Colombia, aún está en deuda en ese sentido.La renuncia del Director de Colciencias puso en alerta al país, en especial a las comunidades científicas y académicas. Al explicar su dimisión, el funcionario habló de limitaciones en lo presupuestal, en la posibilidad de tomar decisiones y en la poca cohesión para su aplicación entre la institución y el Gobierno Central. En resumen, lo que dijo Jaime Restrepo Cuartas es que no se cuenta con la plata necesaria para fortalecer al sector, que hay un limbo en las políticas estatales y que las entidades gubernamentales no tiran para el mismo lado pese a la promesa hecha hace dos años por el Presidente Santos de vigorizar al sector de las ciencias, la tecnología y la innovación.Hay que reconocer que desde la creación de Colciencias como instituto en 1968 y luego de su ascenso a Departamento Administrativo, lo que equivale a un Ministerio, en el 2009, Colombia ha dado pasos importantes para el fortalecimiento de su desarrollo científico. El año pasado se les financió el doctorado a mil profesionales, hay más de cinco mil grupos de investigación en todo el país y 150 centros de desarrollo tecnológico. Pero mientras en países como Japón o Estados Unidos se aprueban 180 mil patentes al año, en Colombia la cifra llegó apenas a 33 patentes en el 2011. Además, tener tan atomizados los proyectos investigativos y tecnológicos puede llevar a que los recursos y los resultados no tengan la efectividad que se pretende.Con la promulgación hace tres años de la Ley 1282 se pretendió marcar un derrotero definitivo y único para el fomento de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Pero hoy no hay claridad sobre las políticas acordadas. Como tampoco es claro el manejo que se les dará a los recursos provenientes del 10% de las regalías, que según la ley se deben destinar a hacer investigación aplicada que ayude al desarrollo productivo y social de las regiones.Son $890.000 millones que se repartirán entre los departamentos de forma directa, sin que la decisión de su asignación pase por Colciencias que, entre otros recortes decididos por el Ministerio de Hacienda, verá disminuir su presupuesto de $420.000 millones a $350.000 millones para el próximo año. Además de cómo se evitarán los riesgos de que esos dineros terminen en proyectos que se desvíen de su objetivo, sería bueno que se explicara por ejemplo cómo una ciudad como Montería, donde apenas hay una universidad, recibirá el mismo presupuesto que Cali, donde hay al menos cinco de primer nivel. En cómo se oriente el desarrollo de la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación está el futuro de Colombia. Una responsabilidad que implica garantizar los recursos que se necesitan y tener políticas claras que aseguren su calidad y continuidad.

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