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Pendiendo de un hilo

Prosperidad al debe se llamó en Latinoamérica esa propensión a gastar sin medida y a endeudar el país, supuestamente para generar bienestar pero en la práctica para cumplir compromisos casi siempre populistas, en muchas ocasiones necesarios y las más de las veces con un inocultable acento partidista. Es la estrategia de gastar para que pague el gobierno que sigue.

27 de julio de 2011 Por:

Prosperidad al debe se llamó en Latinoamérica esa propensión a gastar sin medida y a endeudar el país, supuestamente para generar bienestar pero en la práctica para cumplir compromisos casi siempre populistas, en muchas ocasiones necesarios y las más de las veces con un inocultable acento partidista. Es la estrategia de gastar para que pague el gobierno que sigue.

Así está la economía mundial, a la espera de una decisión en el Congreso de los Estados Unidos sobre la posibilidad de ampliar el techo de la deuda para que el Gobierno pueda cumplir sus compromisos financieros, lo cual evitará tener que declarar la cesación de pagos y el desastre que ello ocasionaría.Siendo ese el problema de ahora, la causa está en el desborde del gasto público en el país con la economía más poderosa, que ha llevado a un endeudamiento del 90% del PIB de la nación norteamericana. Déficit acumulado por una suma de razones donde las dos guerras en que se comprometió Estados Unidos durante la última década ocupan primeros lugares.Pero también hay que reconocer la pesada carga de la seguridad social, de la enorme burocracia y de los gastos que generó la recesión, generadora de impensables niveles de desempleo.Prosperidad al debe se llamó en Latinoamérica esa propensión a gastar sin medida y a endeudar el país, supuestamente para generar bienestar pero en la práctica para cumplir compromisos casi siempre populistas, en muchas ocasiones necesarios y las más de las veces con un inocultable acento partidista. Es la estrategia de gastar para que pague el gobierno que sigue.Sólo que ahora, la pérdida del control en la Cámara de Representantes a manos de los Republicanos y en especial del derechista ‘Tea Party’ le ha significado a Barack Obama y a los demócratas el trago amargo del bloqueo en sus iniciativas legislativas para enfrentar la crisis. Y llegó ya a producir un fenómeno jamás imaginado, la posibilidad de declarar la bancarrota del Gobierno de los Estados Unidos ante la imposibilidad de conseguir un acuerdo que le de vía libre al endeudamiento para, entre otras cosas, poder pagar parte de sus deudas. Entonces ocurrió que los republicanos usaron sus mayorías en la Cámara para exigirle al presidente Obama cosas como el desmonte de las reformas a la salud y el mantenimiento de los bajos impuestos para los más ricos y altos para la clase media, como contrapartida a la aprobación de la ley sobre endeudamiento.Como era de esperarse, Obama rechazó la exigencia. Y así los Republicanos lo nieguen e insistan en pasarle la responsabilidad a los demócratas y al presidente, será suya la culpa de lo que pase en su nación y del desastre financiero que se regará por el mundo entero. Aunque parezca imposible en una país democrático y hasta ahora sensato, el sectarismo y los intereses mezquinos amenazan con impedir el acuerdo que permita resolver uno de los momentos más críticos de la economía más grande del planeta.Será entonces el empobrecimiento de la gran nación norteamerica, causada por el sectarismo electorero de unos partidos que hoy están con los ojos puestos en las elecciones presidenciales del próximo año. No hay duda de que el déficit fiscal hay que acabarlo con medidas heróicas. Pero también es claro que se deben pagar impuestos de acuerdo a los ingresos y colaborar en la búsqueda de una solución sensata. Eso debe pasar antes del próximo 2 de agosto.

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