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Para enfrentar la crisis

Con las cifras sobre el impacto de la emergencia vivida durante el presente año que llaman a la alerta y la necesidad de fortalecer las finanzas del Estado para evitar males mayores, empiezan a aparecer las propuestas de reformas.

13 de diciembre de 2020 Por: Editorial .

Con las cifras sobre el impacto de la emergencia vivida durante el presente año que llaman a la alerta y la necesidad de fortalecer las finanzas del Estado para evitar males mayores, empiezan a aparecer las propuestas de reformas. Aunque son necesarias, el momento demanda el mayor cuidado para evitar que el remedio pueda ser peor que la enfermedad.

Es sabido que la pandemia del Covid-19 produjo la peor crisis de nuestra historia. Debido a ello y la parálisis que desencadenó, el desempleo llegó a estar en el 25% y se pronostica que cerrará el 2020 alrededor del 14%, mientras el Producto Interno Bruto, que crecía en el 3,5% durante el primer trimestre puede cerrar el año con una cifra que está entre -7% y -8%.

Ello demandó a su vez un esfuerzo enorme del Estado mientras se produce la recuperación que, por fortuna, ya está en marcha durante el cuarto trimestre y no obstante que la pandemia no ha terminado. Lo cual significó elevar el endeudamiento de la Nación a una cifra que ronda el 67% del PIB, el aumento del gasto tanto del Gobierno Nacional como de departamentos y municipios en subsidios, créditos y asistencia social, además de la caída en sus ingresos.

Con ese esfuerzo, el país ha logrado capear parte de la crisis y en muchos sectores se siente ya una reactivación. Pero está más que claro que las cosas han cambiado y que se deben tomar decisiones para poder superar de manera definitiva el daño que hoy padece la sociedad colombiana, incluido el sector público.

Está en primer lugar la necesidad de vencer las cifras de desempleo y de pobreza. Para ello se han propuesto medidas como la reducción de las horas de trabajo, lo que no parece aconsejable, y se ha revivido la posibilidad de realizar una reforma laboral que incluya temas como las pensiones o la regularización del trabajo por horas y todas las formas de trabajo informal.

Es decir, el país está abocado a tomar medidas urgentes, para recuperar el empleo y combatir la pobreza que golpea muchos hogares. Es también la oportunidad para realizar los cambios que requiere el país, entendiendo que las nuevas realidades han creado otras formas de trabajo que requieren reconocimiento y la inclusión en la legislación laboral.

De otra parte, el Estado necesita recursos para seguir enfrentando una crisis que aún no termina, por lo menos hasta tanto se aplique la vacuna que terminará la pandemia. También tiene que mantener incentivos para la reactivación y realizar inversiones que generen empleo, además de continuar con su funcionamiento.

Para ello, el Ministro de Hacienda ya anunció una reforma tributaria que le dé a la Nación los recursos para responder a las necesidades de la sociedad y para evitar una crisis fiscal de impredecibles consecuencias.
No obstante, debe tenerse en cuenta que la actividad privada, el motor del empleo y del desarrollo, no puede ser objeto de gravámenes que terminen por desmotivar la inversión y causar el efecto contrario al que se busca.

El desafío es grande y demanda que se dejen de lado los personalismos y los esfuerzos políticos se concentren en las soluciones que, como se ve, definirán el futuro de Colombia.

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