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Obama en cuba

"La decisión del presidente Barack Obama de visitar Cuba en un mes, es una de las mayores jugadas estratégicas de su administración. Con ella plantea además unas nuevas relaciones de su país con América Latina".

22 de febrero de 2016 Por:

"La decisión del presidente Barack Obama de visitar Cuba en un mes, es una de las mayores jugadas estratégicas de su administración. Con ella plantea además unas nuevas relaciones de su país con América Latina".

La decisión del presidente Barack Obama de visitar Cuba en un mes, es una de las mayores jugadas estratégicas de su administración. Con ella plantea además unas nuevas relaciones de su país con América Latina.Son diversas las facetas que tiene el viaje del Mandatario. La primera de ellas contiene un valor simbólico. Obama cruza la escasa distancia que lo separa de Cuba pero a la vez manda una señal al saltar el abismo que ha separado a dos pueblos por cinco décadas.Un hecho tal tiene consecuencias inmediatas sobre la percepción de la velocidad a la que evolucionan las cosas del asunto cubano – estadounidense. Y producirá replicas en el concierto latinoamericano donde Cuba ha sido la piedra en el zapato de las relaciones hemisféricas a lo largo de muchos años. Además, la visita de Obama a Cuba es una nueva señal de que las cosas deben cambiar hacia la democracia en un país que comienza a respirar un nuevo ambiente, pese a la resistencia de algunos sectores apegados al pasado de la ortodoxia marxista. Esos aires de frescura, y de inyección económica, que se iniciaron con timidez tras la leve apertura del régimen a familiares que viven el exilio, encontrará ahora un aliado en la entrada masiva de vuelos comerciales para esta nueva era. En ese sentido, Cuba vive un fenómeno de movilidad que contrasta con el aislamiento que sufre Venezuela, consecuencia directa de los desaciertos del régimen chavista.Ese mismo contexto en que se da la visita de Estado debe servir también como revulsivo para los cambios internos que se advierten en Cuba, y que deben ser más profundos en materia de libertades y derechos civiles por parte del régimen si lo que quieren los ancianos jefes de La Habana es devolver a su país a la comunidad internacional de la cual la alejan con su férrea dictadura. Más ahora, cuando todo apunta al final del gobierno de Raúl Castro y a la llegada de una nueva generación que sirva de relevo a la prolongada era castrista.El mundo advierte tales cambios en la realidad cubana pero sabe la distancia enorme que falta para que Cuba se convierta en una nación que encaja en los valores democráticos de respeto a los derechos humanos, a las libertades individuales y al debate político sin restricciones. La lentitud y el escaso alcance de las reformas emprendidas por el castrismo no redimen todavía a un pueblo largamente sometido a restricciones y carencias en todos los órdenes. Y desde afuera, la ley Helms – Burton mantiene el bloqueo, un obstáculo difícil de quitar del camino en medio de la radicalización pre-electoral que llueve sobre el Congreso de los Estados Unidos.El acercamiento y la visita de Obama deben dejar resultados para el pueblo cubano, el más golpeado por el aislamiento. Y servirá para certificar, junto a Raúl Castro, que el proceso emprendido para el restablecimiento total de las relaciones es irreversible. Es otra huella de un presidente de los Estados Unidos empeñado en alcanzar resultados políticos y geoestratégicos que cambien la percepción de su país en el continente.

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