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¡No al terrorismo!

13 de agosto de 2010 Por:

"¿Quién realizó el atentado? No es difícil darle credibilidad..."

El atentado terrorista contra Caracol Radio es en primer lugar un intento por acallar a ese medio y de paso al periodismo, a la vez que un intento de usarlo para revivir el temor y el caos de épocas pasadas. Pero, ante todo, es la notificación de que el terrorismo sigue al acecho de cualquier oportunidad para causar daño y tratar de amedrentar a los colombianos.Una mirada rápida permite entender en qué contexto se produjo la explosión del carro bomba, que si bien no dejo víctimas de gravedad, sí causó desconcierto a miles de personas que dormían y ocasionó destrozos de consideración en más de mil propiedades del sector. En efecto, se produjo en medio de las demostraciones de confianza del mundo hacia nuestro país, a cinco días de posesionado el presidente Juan Manuel Santos, a dos semanas de conocerse un llamado al diálogo del jefe de las Farc y dos días después del encuentro entre el Mandatario colombiano y su colega de Venezuela.El objetivo principal fue la sede de Caracol Radio, una de las principales cadenas de radiodifusión del mundo, a la hora en que empiezan a realizarse sus programas noticiosos y de opinión más importantes. Como lo dijo el presidente Santos, “como todo acto terrorista, lo que quieren es perturbar, es generar miedo en la población, es generar escepticismo de la gente en las autoridades”. Y qué mejor vehículo que atentar contra un medio de comunicación, en el corazón de la zona financiera de la Capital de la República y al lado de una zona residencial intensamente poblada.¿Quién realizó el atentado? No es difícil darle credibilidad a la versión según la cual fue ordenado y ejecutado por las Farc. Durante mucho tiempo, esa fue su estrategia preferida. Y no parece extraño que ahora cuando la Seguridad Democrática le ha propinado golpes definitivos a su estructura, reviva esas estrategia mientras ofrece diálogos de paz. Como no parece imposible que el otro extremismo pretenda crear confusión para impedir cualquier posibilidad de buscar soluciones políticas y pacíficas con la guerrilla.Por eso es imprescindible que las autoridades encuentren a los autores del atentado. Y mientras eso ocurre, los colombianos deben cerrar filas contra el terrorismo indiscriminado, exigiendo que el Estado no ceda ante el desafío que acaban de lanzarle. Ya son muchas las malas experiencias que ha debido superar Colombia y muchos los intentos por obligarlo a ceder a las pretensiones del terrorismo. Por eso, la Seguridad Democrática y la defensa del Estado de Derecho como garante de la vida y la tranquilidad no tienen reversa.En esta hora difícil, El País expresa su solidaridad con Caracol Radio. Y aunque es posible y deseable que el blanco de la locura terrorista no haya sido la cadena radial, el propósito fue sin duda usarla a ella, a sus periodistas y al resto de los medios de comunicación como amplificadores del miedo y la amenaza. Nada de eso lograrán, como no conseguirán doblegar la voluntad y determinación del periodismo colombiano de denunciar a los criminales, defender los valores de la democracia y propiciar la reconciliación nacional.

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