El pais
SUSCRÍBETE

¿Negociación o chantaje?

Es en ese escenario donde la amenaza de ‘Timochenko’ cobra la mayor importancia. ¿Acaso ocurre algo tan grave en la mesa de negociación como para anunciar una especie de informe de la verdad que sin duda romperá la confidencialidad, el eje sobre el cual se construye un proceso de paz?

29 de septiembre de 2013 Por:

Es en ese escenario donde la amenaza de ‘Timochenko’ cobra la mayor importancia. ¿Acaso ocurre algo tan grave en la mesa de negociación como para anunciar una especie de informe de la verdad que sin duda romperá la confidencialidad, el eje sobre el cual se construye un proceso de paz?

Cartas van, declaraciones vienen y la confusión aumenta alrededor de la negociación que se supone avanza en La Habana, entre el Gobierno Nacional y las Farc. Ante la ofensiva retórica y la aparente falta de resultados, lo conveniente es insistir en hacer claridad sobre lo que está ocurriendo para que la Nación sepa a qué atenerse.La semana que termina fue marcada por hechos que ocurrieron por fuera de la mesa de negociación. Por una parte estuvo la intervención del presidente Juan Manuel Santos en la Asamblea de la ONU, en la cual pidió la solidaridad y la comprensión sobre el esfuerzo que se está haciendo y la necesidad de aplicar métodos de justicia excepcionales para poder llegar a un eventual acuerdo con la guerrilla más antigua del planeta. Y su reiteración a la contraparte en la urgencia de acelerar la negociación y llegar a ese acuerdo cuanto antes, puesto que ya ha pasado un año y los resultados pueden calificarse magros.Y del otro lado llegó la carta de respuesta de alias Timochenko. Cargada de sus acostumbradas acusaciones, la misiva termina con una amenaza que desconoce de plano la confidencialidad, esencial para un proceso como el que se adelanta en Cuba. Usando los términos referentes a la violencia tan de gusto para la guerrilla, al dar la orden a sus negociadores de elaborar un informe sobre “la verdad” de lo que ocurre en la mesa de negociación, alias Timochenko ha puesto una carga explosiva al proceso. Y ni siquiera su aparente rectificación del pasado viernes, o la exhortación del presidente Santos a los colombianos para que “no le paren bolas a lo que se dice por fuera de la mesa”, alcanzan para desvirtuar lo que a todas luces parece una crisis profunda en la negociación. Crisis que se expresa en la ausencia de avances y en la reiterada práctica de ambas partes de saltar de uno a otro punto de los acordados como carta de navegación, sin que el país conozca resultados concretos. Es en ese escenario donde la amenaza de ‘Timochenko’ cobra la mayor importancia. ¿Acaso ocurre algo tan grave en la mesa de negociación como para anunciar una especie de informe de la verdad que sin duda romperá la confidencialidad, el eje sobre el cual se construye un proceso de paz? De ahí la oportuna respuesta del jefe de los negociadores oficiales, Humberto De la Calle, al afirmar que él y sus compañeros no tienen nada que temer frente a la amenaza de las Farc. Lo que tampoco alcanza para despejar el ambiente de incertidumbre que se vive en Colombia sobre lo que está sucediendo en un proceso en el cual está comprometida la suerte futura de la Nación. Ese es el centro de todo el asunto, que hoy parece perdido en medio de la abundante retórica de las partes. Infortunadamente, lo que está quedando en claro son la obsesión de las Farc por imponer sus criterios al pueblo colombiano y la insistencia del Gobierno en lograr un acuerdo rápido, mientras el proceso parece cada vez más confuso y menos productivo. Así se trate de reducir con declaraciones posteriores la tensión que produjo, lo que Timochenko dio a entender en su “carta a Santos”, es el cambio de la palabra negociación por el chantaje y la amenaza.

AHORA EN Editorial