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Los desafíos de ‘Santrich’

Treinta y cinco días después de iniciar su huelga de hambre, alias Jesús Santrich continúa amenazando su propia existencia, además de muchos de los elementos jurídicos y políticos sobre los cuales se basó la negociación con las Farc.

13 de mayo de 2018 Por: Editorial .

Treinta y cinco días después de iniciar su huelga de hambre, alias Jesús Santrich continúa amenazando su propia existencia, además de muchos de los elementos jurídicos y políticos sobre los cuales se basó la negociación con las Farc. Además, su actitud pone a prueba el equilibrio que debe existir entre el sentimiento humanitario y de respeto a la integridad de un ser humano y la obligación de aplicar las normas penales contra cualquiera que sea acusado de cometer actos delincuenciales.

Seuxis Pausias Hernández es el nombre de uno de los integrantes de la dirección de la guerrilla que firmó con el Gobierno Nacional un acuerdo mediante el cual los miembros de esa organización se comprometieron a abandonar las armas y dejar de delinquir, a cambio de concesiones jurídicas y de reconocimientos políticos excepcionales para permitir su reincorporación a la sociedad. Ello implicó aceptar que, en adelante, sus actuaciones se adecuaran al ordenamiento que incluye la posibilidad de ser investigado como cualquier ciudadano.

En desarrollo de ello, al señor Hernández se le hizo un seguimiento cuando se encontraron indicios y pruebas de su vinculación con operaciones de narcotráfico posteriores a diciembre 31 de 2016, fecha de entrada en vigencia del acuerdo con las Farc. Ese es el origen de la solicitud de extradición presentada al gobierno de Colombia, de su detención y del inicio de un proceso que, en su caso y dado su fuero, incluye un pronunciamiento de la Justicia Especial de Paz.

‘Santrich’ no es pues víctima de un proceso atrabiliario ni despótico con el cual se están atropellando sus derechos, como lo han podido verificar las decenas de organismos nacionales e internacionales que vigilan el proceso con las Farc, los derechos humanos y la actuación de la Nación. Se trata sí de una obligación del Estado de impedir que cualquier persona desconozca sus deberes como ciudadano.

Lo que ha ocurrido después de su detención desborda el marco del derecho y de los acuerdos con las Farc. Para argumentar su inocencia, el señor Hernández ha puesto su vida en peligro en lugar de enfrentar con argumentos que sean del caso y con los procedimientos establecidos en el Estado de Derecho que él reconoció al aceptar su desmovilización. Ese fue su primer desafío, mas no el único.

También puso en duda la estabilidad del movimiento político que surgió de la histórica negociación, al punto de dividirlo. Y ahora ha dado lugar a una polémica ante las decisiones del Gobierno Nacional de trasladarlo de la cárcel a una sede religiosa. Pero el ciudadano Hernández y dirigente de la Farc ‘Jesús Santrich’ insiste en arriesgar su vida argumentando razones de dignidad, y rechazando los innumerables llamados de dirigentes y líderes políticos de todos los matices.
Los desafíos son muchos. Pero está claro que no pueden ser aceptados como argumento para evadir un proceso jurídico. Amenazando su vida, ‘Santrich’ ha escogido un camino equivocado que no demuestra su inocencia y crea un drama que, ojalá, no termine en tragedia, para bien del acuerdo con las Farc, de su movimiento político y de su propia existencia.

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