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Lo que viene

De no adelantarse esos cambios será difícil responder a los desafíos que plantea el llamado posconflicto en cuanto al medio ambiente o realizar la transformación rural y agrícola planteada. Esa transición es también indispensable para alcanzar por ejemplo la meta de cero deforestación que deberá arrojar resultado positivos al 2020, o cumplir con los acuerdos hechos en París para enfrentar el calentamiento global.

7 de enero de 2017 Por:

De no adelantarse esos cambios será difícil responder a los desafíos que plantea el llamado posconflicto en cuanto al medio ambiente o realizar la transformación rural y agrícola planteada. Esa transición es también indispensable para alcanzar por ejemplo la meta de cero deforestación que deberá arrojar resultado positivos al 2020, o cumplir con los acuerdos hechos en París para enfrentar el calentamiento global.

El 2017 es el año en el que Colombia deberá fortalecer sus políticas y concretar los planes ambientales que requiere la nación. Sin ello no será posible cumplir con los propósitos trazados ni con los compromisos internacionales que el país ha hecho.Si en algo coinciden los expertos en medio ambiente y el Ministro del ramo, es en la urgencia de reformar el Sistema Nacional Ambiental creado por la ley 99 de 1993, que recoge las orientaciones, normas, recursos, así como el conjunto de instituciones y programas que debe tener Colombia para asegurar su desarrollo sostenible y garantizar la preservación de sus recursos naturales.Aquello que se decidió hace 24 años debe ser modernizado para que se ajuste a las necesidades actuales. Basta mirar lo sucedido ambientalmente en estas dos décadas, el daño y las pérdidas que ha padecido Colombia en materia de biodiversidad, para entender la urgencia. De nuevo este año se presentará una propuesta de reforma, la número 20, que espera concretar el Ministerio del Medio Ambiente después de los 19 fracasos que le preceden.De no adelantarse esos cambios será difícil responder a los desafíos que plantea el llamado posconflicto en cuanto al medio ambiente o realizar la transformación rural y agrícola planteada. Esa transición es también indispensable para alcanzar por ejemplo la meta de cero deforestación que deberá arrojar resultado positivos al 2020, o cumplir con los acuerdos hechos en París para enfrentar el calentamiento global.El otro pendiente es precisamente la Ley del Cambio Climático. Según el Ministro del Medio Ambiente el proyecto se encuentra listo, será sometido a discusiones públicas hasta marzo y entonces será presentado al Congreso para su debate. Esa ley es la base para concretar cómo se harán las tareas que le corresponden a Colombia para evitar que aumente en más de dos grados centígrados la temperatura promedio del Planeta, también para definir mecanismos como los mercados obligatorios de carbono o el Fondo de Adaptación al Cambio Climático.Reformas y proyectos como los anteriores son además el punto de partida para gestionar los recursos ambientales que se necesitan para emprender tareas como la conversión hacia las energías renovables o el fortalecimiento de entidades como Dirección de Parque Naturales. De ello dependerá además que se garantice la protección de la Amazonía al igual que de las reservas naturales que albergan los mares colombianos, y que se vuelvan efectivas las políticas mineras o se erradique la minería ilegal.Todo ello debería complementarse con un proyecto educativo serio, que enseñe desde los primeros años a los colombianos a conocer sus riquezas naturales, a respetarlas y a ayudar en la preservación de la biodiversidad nacional. Los mayores esfuerzos deberían concentrar en esa formación ambiental, que es la base para generar conciencia e incentivar la acción.También habrá que esperar este año una continuidad en el Ministerio del Medio Ambiente, que va por el sexto ministro en seis años. La institucionalidad es indispensable para que Colombia consiga los objetivos que se ha trazado en cuanto a medio ambiente y supere los múltiples retos que hoy se le plantean para asegurar su conservación.

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