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Lo mismo de siempre

Recibir ese tratamiento y aplazar indefinidamente una prioridad como es la comunicación con el mar Pacífico, es algo que el Valle no puede aceptar. Por ello exige respuestas sobre la vía Mulaló-Loboguerrero.

11 de febrero de 2020 Por: Editorial .

Once años lleva el Valle pidiendo la construcción de la vía Mulaló-Loboguerrero, cinco años hace que fue adjudicada mediante el mecanismo de la acción público privada. Y otra vez, como ha sucedido desde entonces, las esperanzas de comenzar la obra se esfuman en medio de los caprichos del centralismo.

El pasado lunes se reunieron en la gobernación del Valle representantes del Gobierno Nacional, del Departamental y congresistas de la región. Y la respuesta volvió a ser la misma. Falta una licencia de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, hay que hacer los estudios y todo se demorará por lo menos otro año más, si es que los estudios exigidos por la entidad estatal, otros más dentro de los más de veinte que se han realizado sobre la misma materia y que se le han impuesto al concesionario, así lo permiten.

Como ocurrió hace un año y seis meses, la Agencia exigió nuevos estudios y requisitos al concesionario para decidir la factibilidad de la obra. Y repitió que no puede pronunciarse a fondo sobre la solicitud “ni en un sentido favorable ni en uno desfavorable al no contar con los elementos suficientes para determinar una viabilidad o inviabilidad ambiental de la obra”.

No decir ni sí ni no le tomó a la Anla otros seis meses, dos años y medio sin resolver un trámite sobre una obra que lleva once años en estudio, que fue adjudicada hace más de cinco y cuyos costos, con seguridad se han aumentado por lo menos en un 30%. Así, a la vía Mulaló-Loboguerrero le irá tan mal como a la doble calzada a Buenaventura que lleva ya nueve años de atraso. Y de $1,7 billones que la carretera costaría en principio, ya el presupuesto va en $3,3 billones y aumentando.

De la urgencia de hacer esa carretera que acorta en 33 kilómetros y en una hora la distancia entre Cali con el principal puerto de Colombia sobre el Pacífico se habló en el año 2011. Dos años después el Gobierno Nacional se comprometió a realizar el proyecto, lo incluyó en el paquete de vías 4G o de cuarta generación y adjudicó la concesión en el 2014.

Entonces se aseguró que a más tardar en el 2016 se le daría inicio, compromiso que se retrasó otro año más mientras se surtían las consultas con las comunidades y se tramitaba lo que hoy es el peor obstáculo, pues la Anla afirma no tener elementos de juicio y descarga su responsabilidad en el concesionario. Desde entonces se está a la espera de la licencia que no llega.

Recibir ese tratamiento y aplazar indefinidamente una prioridad como es la comunicación con el mar Pacífico, es algo que el Valle no puede aceptar. Por ello exige respuestas sobre la vía Mulaló-Loboguerrero. Lo que está ocurriendo no es serio ni se compadece con los respetuosos pedidos que las autoridades regionales y los sectores cívicos y privados le han hecho al Gobierno Nacional.

Esta es la oportunidad para repetir por qué se desconoce al Valle y se impide que el desarrollo llegue de la mano de un proyecto tan importante. Respuestas prontas es lo que exige la región sobre una carretera que beneficiará al departamento y aún más a la Nación.

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