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Libertades y espionaje

"Debemos saber que no sólo se ha espiado, sino que se seguirá haciendo, en el mejor de los casos buscando proteger el derecho a la seguridad de los ciudadanos y con uso de mecanismos legales que pretenden garantizar el derecho a la libertad e intimidad de las personas".

2 de julio de 2013 Por:

"Debemos saber que no sólo se ha espiado, sino que se seguirá haciendo, en el mejor de los casos buscando proteger el derecho a la seguridad de los ciudadanos y con uso de mecanismos legales que pretenden garantizar el derecho a la libertad e intimidad de las personas".

Desde la revolución francesa, las democracias occidentales han buscado una armonía en torno al respeto de cuatro derechos fundamentales: a la libertad, a la propiedad, a la seguridad y a rebelarse contra la opresión.Se ha dicho y se repite que el límite en el ejercicio de un derecho llega hasta donde comienza el de otro. El derecho a la propiedad, por ejemplo, no puede argumentarse para limitar el derecho a la libre movilidad de las personas. Y el derecho a la seguridad no puede interferir con la libre expresión de los ciudadanos.Pero los conflictos y diferencias entre naciones, la convivencia de regímenes con diferencias esenciales, lo mismo que los enfrentamientos, competencia por mercados y sobre todo, guerras, han llevado al fortalecimiento de los mecanismos para garantizar la seguridad de los Estados. Son procesos en los cuales se cometen excesos que, en ocasiones, chocan con el derecho ciudadano a la libertad.Nada más sintomático que la institución del espionaje. Es casi tan antigua como la misma sociedad surgida en el mundo de la antigua Grecia. De espías y espionaje sabemos por las páginas de la Ilíada, hace más de 3 mil años.Por eso no es de extrañar el caso de Edward Snowden, el exagente de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, NSA, que entregó a los periódicos The Guardian de Inglaterra y Washington Post una gran cantidad de documentos donde se revelan los mecanismos con los que su gobierno espía tanto a sus aliados como a sus ciudadanos. Los gestos de sorpresa que se han hecho en la Unión Europea al conocerse esta información parecen hipocresía y posturas de políticos para ganar votos con facilidad.Debemos saber que no sólo se ha espiado, sino que se seguirá haciendo, en el mejor de los casos buscando proteger el derecho a la seguridad de los ciudadanos y con uso de mecanismos legales que pretenden garantizar el derecho a la libertad e intimidad de las personas. Y que quien se dedica profesionalmente a esta actividad, riesgosa y mal vista, debe lealtad al Estado que lo contrató y entrenó para desempeñar esa función crucial.Aunque siempre existirá la posibilidad de una objeción de conciencia de parte de quien desempeña tal oficio, cuando se entere de la utilización de procedimientos ilegales o de violaciones al derecho a la libertad. Es la misma que le cabe a los miembros de las fuerzas públicas, de cualquier rango.Estados Unidos sostiene que el acopio de información de la NSA solo busca garantizar el derecho a la seguridad de sus ciudadanos a través de mecanismos legales, y pide a Snowden en extradición para que sea juzgado en la nación a la que debe lealtad. A su vez, Snowden acude a la objeción de conciencia por lo que considera violación del derecho a la libertad. Por ahora nadie se atreve a asilarlo y por ahora está como paria en un aeropuerto de Moscú.Es pues el eterno conflicto entre las libertades y la necesidad de conseguir la información para defenderlas y garantizar la seguridad de los Estados. Conflicto del que siempre saldrán perdedores quienes sean sorprendidos espiando, aunque sea por una buena causa.

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