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Las inquietudes del G-7

Con la tragedia ambiental del Amazonas como foco de preocupación termina la Cumbre del G-7, el foro de democracias industrializadas que agrupa a Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.

25 de agosto de 2019 Por: Vicky Perea García

Con la tragedia ambiental del Amazonas como foco de preocupación termina la Cumbre del G-7, el foro de democracias industrializadas que agrupa a Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá. El presidente Emmanuel Macron, anfitrión del encuentro, dio un revolcón a la agenda con el propósito de que los países europeos alzaran la voz una vez más sobre los efectos del cambio climático.

Incluso el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lanzó una dura advertencia al presidente Bolsonaro si no combate seriamente la crisis ambiental. “Apoyamos el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur, que también implica la protección del clima, pero es difícil imaginar una ratificación armoniosa por los países europeos mientras el presidente brasileño permite la destrucción de los espacios verdes del planeta”, enfatizó Tusk.

Pero otras preocupaciones rodearon la cumbre, como la tensión con Irán. Macron espera que sus pares den muestras de calma en la crisis, a fin de salvar el acuerdo sobre el plan nuclear de 2014, denunciado por Estados Unidos y del que Irán amenaza con desvincularse.

El Presidente de los Estados Unidos restó importancia a los esfuerzos para mediar con Irán y advirtió que seguirá con su estrategia disuasoria. La decisión de Francia, explicó Macron, tiene como fin cumplir con uno de los propósitos del G7, evitar que Irán desarrolle un arma nuclear, garantizar la estabilidad regional y que disminuya la tensión en la zona.

En medio de las diferencias que muestra el Grupo llegó el Ministro de Relaciones Exteriores de Irán a Biarritz, sede de la cumbre, invitado por Macron. Aunque la Cancillería francesa explicó que se trata de encuentros bilaterales y no se tiene prevista reunión con la delegación estadounidense, es imposible desconocer el mensaje que tiene.

El otro momento clave fue el encuentro entre el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente Trump, cuando falta poco para la fecha final del Brexit. Para el dirigente británico es urgente negociar un acuerdo con Estados Unidos una vez que su país salga de la Unión Europea y del mercado común, aprovechando su relación y su identidad ideológica con el Mandatario norteamericano.

Otro punto que debió ser objeto de inquietud en la cumbre es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. A pesar de la buena química entre Johnson y Trump, el primer ministro británico discrepó de su colega y dijo estar en favor de la paz comercial en general.

Empero en este aspecto no se prevé ningún consenso y Trump no está dispuesto a dar su brazo a torcer. En medio de la nueva escalada en esta guerra comercial, sorprendió al ordenar a través de Twitter que las empresas de su país buscaran una alternativa de negocios diferente a China y que volvieran a producir en Estados Unidos.

La próxima semana será crucial para determinar los alcances del enfrentamiento entre las dos potencias económicas y los efectos que tendrá sobre la economía mundial. Pero ya está claro que el G-7 parece un simple convidado de piedra en una pelea en la que quedó sin protagonismo.

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