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Las garras de la corrupción

"Es la historia sin fin de Buenaventura, que pese a su importancia permanece invisible para el resto del país e indiferente ante los ojos de los gobiernos Nacional y Departamental. Ni siquiera con esta flagrante vulneración del derecho que tienen sus niños y jóvenes de recibir una buena educación".

14 de diciembre de 2012 Por:

"Es la historia sin fin de Buenaventura, que pese a su importancia permanece invisible para el resto del país e indiferente ante los ojos de los gobiernos Nacional y Departamental. Ni siquiera con esta flagrante vulneración del derecho que tienen sus niños y jóvenes de recibir una buena educación".

La madre de los peores males de Buenaventura tiene nombre: corrupción. Esa que esquilma el presupuesto público y ha llevado a una ciudad que por su posición estratégica y sus posibilidades como el puerto más importante de Colombia debería ser privilegiada, a estar sumida en el hoyo más profundo del abandono y la miseria. Ahora se destapa la perversa empresa que se montó para desfalcar a la educación pública. La investigación adelantada por El País, publicada el domingo anterior, muestra cómo desde la Administración Municipal y en componenda con algunos políticos de la región en los últimos años se apropiaron de los dineros destinados a ampliar la cobertura educativa y mejorar su calidad. La modalidad incluyó colegios de garaje, casas convertidas de la noche a la mañana en instituciones para la enseñanza, contratistas fantasma, profesores impostados y más de la mitad del presupuesto girado por la Nación engrosando los bolsillos de unos cuantos. E impidiendo que se brinde a los niños más pobres del Puerto la posibilidad de formarse y recibir una educación de calidad, la única oportunidad de pensar en un futuro mejor. Todo ello conforma la más reciente y nefasta historia de ese Municipio, que explica los 40.000 estudiantes inexistentes o de los que no se pudo comprobar que asistieran a clase, casi la mitad de los 111.000 niños y jóvenes en edad escolar de Buenaventura, que denunció el Ministerio de Educación el año pasado. Allí radica buena parte de la razón para el atraso de la ciudad, de un índice de pobreza del 80% y de que el 60% de su población esté desempleada. Incluso es el caldo de cultivo para que la violencia se haya enquistado en sus entrañas y unas 200 personas hayan sido asesinadas en lo que va del 2012.Tan graves como las denuncias sobre la presunta participación de altos funcionarios de la anterior Administración Municipal y de políticos regionales en esa ruleta de la corrupción en la educación, son la indiferencia y el silencio de los organismos de control. Con el historial que carga en sus espaldas Buenaventura, la lupa de las entidades obligadas a cuidar por el buen manejo de los recursos públicos debería estar enfocada sobre ese Municipio. Es la historia sin fin de Buenaventura, que pese a su importancia permanece invisible para el resto del país e indiferente ante los ojos de los gobiernos Nacional y Departamental. Ni siquiera con esta flagrante vulneración del derecho que tienen sus niños y jóvenes de recibir una buena educación, y que con ello se les estén limitando las posibilidades de romper mañana el círculo de la pobreza y la inequidad, las miradas se han volcado hacia la ciudad para ponerle el freno a los corruptos.El turno entonces es para su propia población, la directa afectada por el desfalco a su erario y por el marasmo al que la han sometido dirigentes, políticos, administradores de lo público y violentos. A la gente de Buenaventura le corresponde levantar la voz, exigir respeto, control y transparencia, elegir bien y actuar para que su Municipio se empiece a sacudir de tantos males que lo afectan.

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