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Las cuentas alegres

"Firmado el Acuerdo de París sobre el cambio climático, es tiempo de pasar a cumplir los compromisos. Para ello se necesita voluntad, recursos que garanticen el éxito y claridad sobre las corresponsabilidades".

30 de abril de 2016 Por:

"Firmado el Acuerdo de París sobre el cambio climático, es tiempo de pasar a cumplir los compromisos. Para ello se necesita voluntad, recursos que garanticen el éxito y claridad sobre las corresponsabilidades".

Firmado el Acuerdo de París sobre el cambio climático, es tiempo de pasar a cumplir los compromisos. Para ello se necesita voluntad, recursos que garanticen el éxito y claridad sobre las corresponsabilidades.La meta a 15 años que se ha impuesto Colombia para reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero no es de poca monta. La Nación sabe que los frentes de trabajo son complejos y requieren de un plan estratégico para hacerlos realidad. Tan importante como trazar ese norte a seguir es tener claridad en las cifras a invertir y sus fuentes de financiación.El trabajo está hecho en parte, si se tienen en cuenta los estudios realizados por Planeación Nacional junto a varias universidades, con el apoyo del Banco Mundial. Según lo divulgado, la inversión anual será de $3,1 billones, equivalentes al 0,4% del PIB, lo que quiere decir que el plan para enfrentar el cambio climático valdrá una cifra cercana a los $50 billones.De ese presupuesto, el 69% irá al sector transporte pese a que no es el que más contaminación ocasiona, siendo responsable apenas del 16,5% de la emisión de dióxido de carbono del país. Lo preceden la agricultura y el cambio en el uso del suelo con el 43%, seguido por la generación de energía con el 21,8% del total de las emisiones. En un porcentaje menor están los procesos industriales, los hogares y la disposición de los residuos.Hasta ahí, el panorama parece claro. No lo es tanto de dónde se financiarán esos recursos que se necesitan y si los costos serán asumidos por entero por un Estado enfrentado hoy a un apretón fiscal fuerte y con un panorama económico incierto debido a la caída mundial del precio del petróleo, hasta hace poco principal fuente de ingresos para las arcas públicas.Entonces es absurdo que la Nación asuma sola todos los costos de reducir las emisiones de gases contaminantes y reparar los daños al medio ambiente y a los recursos naturales del país. Quien contamina es quien debe pagar por las reparaciones y financiar las acciones que se emprendan, bien sea reforestar los bosques, sustituir el uso de hidrocarburos en la producción industrial y en el sector del transporte, o fomentar el uso de energías alternativas, entre tantas otras.Si Colombia depende exclusivamente de los recursos que aporte el Estado, obligado por las circunstancias a reducir al mínimo sus gastos y con un futuro económico que no es claro para los próximos años, podría preverse un fracaso en sus compromisos adquiridos para responder al cambio climático. La responsabilidad es de todos y comienza por cobrarles la cuota a quienes más daño le han hecho al medio ambiente, sigue por concretar los planes ambientales trazados y pasa por generar conciencia en los colombianos sobre el papel que juegan en la protección de sus recursos naturales. Sólo entonces se podrá hablar de los beneficios que recibirá el país por ayudar a detener el calentamiento global, como los 540.000 puestos de que se generarían, o el 0,15% de ayudaría a crecer el PIB nacional. Mientras tanto, sólo serán buenas intenciones con el medio ambiente.

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