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Las cartas sobre la mesa

"Luego de meses de especulaciones ya están puestas las cartas sobre la mesa. En adelante, y además de “la templanza, paciencia y fortaleza” que el presidente Santos pidió a los colombianos ante el posible incremento de la violencia de las Farc, se requiere el compromiso del Gobierno para impedir que el proceso que se inicia no sea una nueva frustración de los anhelos de paz justa y responsable que tiene Colombia".

5 de septiembre de 2012 Por:

"Luego de meses de especulaciones ya están puestas las cartas sobre la mesa. En adelante, y además de “la templanza, paciencia y fortaleza” que el presidente Santos pidió a los colombianos ante el posible incremento de la violencia de las Farc, se requiere el compromiso del Gobierno para impedir que el proceso que se inicia no sea una nueva frustración de los anhelos de paz justa y responsable que tiene Colombia".

“Tres principios: aprender de los errores y aciertos del pasado para no crear falsas expectativas; lograr efectivamente el fin del conflicto -no su prolongación-, y no ceder un solo milímetro del territorio nacional”. Según el presidente Juan Manuel Santos, sobre esos ejes girará el proceso de diálogo que el mandatario dio por iniciado en su alocución de ayer.Culminan así las reuniones exploratorias que con sigilo fueron realizadas durante seis meses en Venezuela y Cuba. Ahora, y sobre un Acuerdo marco que definió la hoja de ruta, los colombianos quedaron notificados del interés del Gobierno Nacional por buscar una paz negociada con las Farc. Las palabras del Primer Mandatario indican que en las conversaciones previas se consiguió “una visión compartida del conflicto” que lleve a su terminación en cuestión de meses, después de lograr consensos sobre cinco puntos esenciales. Los puntos son: desarrollo rural, garantías para el ejercicio de la oposición política y la participación ciudadana, fin del conflicto armado que incluye la dejación de armas y la reintegración a la vida civil de la guerrilla, narcotráfico desde la perspectiva de su solución y derechos de las víctimas. Sin duda, una agenda densa y compleja que requerirá de extensas discusiones. Sobre todo, cuando de lo que debe tratarse es de acabar con la cadena que ha hecho a las Farc uno de los carteles más importantes del mundo en la producción y venta de drogas ilícitas. Y cuando las víctimas del terrorismo y del secuestro que ha practicado la guerrilla se cuentan por centenares de miles, todas ellas a la espera de una reparación por parte de sus victimarios. Al convocar la unión “para hacer que el sueño de vivir en paz se convierta por fin en una realidad”, el presidente Santos anunció también que no se detendrán las acciones de la Fuerza Pública para defender a la Nación y combatir a los violentos. Al desaparecer las palabras “terrorismo” y “secuestro” tanto del texto del Acuerdo como de la alocución presidencial, hay sin duda un cambio de lenguaje que expresa la voluntad del Primer Mandatario de buscar una reconciliación sincera.Contrasta ese cambio con la declaración ampulosa y desafiante del máximo jefe de las Farc, alias Timochenko. Para él, lo logrado hasta ahora es un triunfo de su organización que deberá ser ampliado en el transcurso de la negociación. No hace alusión a su terrorismo y da a entender que es el Estado el responsable de las víctimas, mientras guarda silencio sobre los crímenes de lesa humanidad y sus alianzas con toda suerte de criminales para explotar la violencia, el terror y el narcotráfico. Al designar los delegados del Gobierno y de las Farc, se iniciarán los diálogos. Luego de meses de especulaciones ya están puestas las cartas sobre la mesa. En adelante, y además de “la templanza, paciencia y fortaleza” que el presidente Santos pidió a los colombianos ante el posible incremento de la violencia de las Farc, se requiere el compromiso del Gobierno para impedir que el proceso que se inicia no sea una nueva frustración de los anhelos de paz justa y responsable que tiene Colombia.

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