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La voz del pueblo

4 de noviembre de 2010 Por:

La voz del pueblo

Con los resultado de las elecciones aún calientes, el presidente Barack Obama afirmó que el resultado fue una paliza para su gobierno y su partido. Es la expresión más gráfica de lo acontecido el pasado miércoles, cuando Estados Unidos renovó la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. La afirmación de Obama describe con precisión lo ocurrido cuando el Partido Republicano aumentó por lo menos sesenta escaños en la Cámara, el mejor resultado en 60 años que además le otorga el control absoluto de la corporación que tiene a su cargo la definición del gasto público. Y consiguió aumentar en 5 sus senadores, con lo cual dificultará la toma de decisiones a los demócratas, el partido de gobierno que esta vez debió pagar un alto precio por la decepción de quienes eligieron a su presidente con la ilusión del “sí se puede”, irresistible lema que empezó a desdibujarse desde el momento mismo en que Obama asumió el poder.Sin duda, la causa de la debacle no puede atribuirse a la gestión del primer presidente negro en la historia de la Nación norteamericana. Es que su posesión se produjo en medio de la crisis económica más grande de los últimos cien años en Estados Unidos y el mundo, que nació de los abusos del sistema financiero, destruyendo la confianza y el empleo. Por eso, los primeros años de su administración han sido una verdadera batalla por devolverle la confianza a su Nación, por revitalizar la economía y por tratar de detener el desempleo que llegó a superar el 10% de la fuerza laboral. Todo ello, sumado a su interés por reestructurar el sistema de salud y seguridad social, le han ganado la acusación de izquierdista, en un país acostumbrado a la derecha.Quizás a Obama puede criticársele su aparente falta de liderazgo, o lo que algunos califican como la distancia creciente entre lo que el gobierno hace y los estadounidenses perciben. Pero la verdad es que, después de vivir años de esplendor, los Estados Unidos atraviesan por una crisis profunda en su economía y en las finanzas públicas. Y, como era de esperarse, el primer reflejo se produjo en la política, donde la decepción es predominante y se habla de un voto de castigo a los demócratas y su presidente. Lo que no necesariamente debe calificarse como un respaldo irrestricto a los republicanos o al ‘tea party’, fenómeno que parece catalizar gran parte de ese descontento.“La gente está profundamente frustrada”, dijo Obama, al comentar el resultado. En su editorial de ayer, el New York Times pregunta si los partidos entendieron la lección que queda después de los resultados. Y si sus líderes han escuchado el mensaje de los votantes, la mayoría de los cuales rechaza la actuación de ambas organizaciones políticas ante los problemas que padece su nación. Es el mensaje que el Presidente de los Estados Unidos trata de interpretar al llamar a la colaboración a los republicanos para lograr que su nación pueda superar el bache de crisis e incertidumbre por el cual atraviesa. La pregunta es si podrá lograrlo en los dos años que le quedan de mandato.

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