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La visita de la ONU

A partir de hoy y durante los próximos tres días, los embajadores que componen el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estarán en Colombia. Su misión es revisar sobre el terreno los desarrollos del acuerdo para la terminación del conflicto con las Farc y el trabajo que la delegación de esa institución realiza en procura de ese objetivo.

2 de mayo de 2017 Por: Editorial .

A partir de hoy y durante los próximos tres días, los embajadores que componen el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estarán en Colombia. Su misión es revisar sobre el terreno los desarrollos del acuerdo para la terminación del conflicto con las Farc y el trabajo que la delegación de esa institución realiza en procura de ese objetivo.

La visita tiene una importancia que debe ser destacada. Para Colombia, es la demostración del respaldo internacional a un esfuerzo no muy usual en el mundo para terminar con la violencia mediante un acuerdo negociado. Para la ONU, es la oportunidad de evaluar el mecanismo creado a partir del compromiso de las partes, que la constituye en garante y a la vez notaria del cumplimiento efectivo de asuntos como la desmovilización y el desarme de las Farc.

No cabe duda entonces sobre la relevancia de la llegada del Consejo en pleno. Por encima de las diferencias internas y del debate nacional, ese hecho demuestra el interés de toda la comunidad internacional en la solución de un conflicto que si bien es interno, duró más de cincuenta años ocasionando muertes y destrucción a Colombia. Es una presencia sin protagonismos y concentrada en su papel.

En ese sentido, la presencia de los delegados de la ONU adquiere características inusuales, como quiera que la delegación internacional no está armada, no es impuesta por la intervención de la Naciones Unidas y realiza funciones vitales para asegurarle a los colombianos que termina la confrontación militar. De lo que se trata su presencia es de vigilar y asegurar que se cumplan procedimientos como el desarme de la guerrilla y la localización en las zonas veredales.

Con ello se genera confianza no sólo para el Gobierno y las Farc en cuanto al cumplimiento de lo acordado para terminar el conflicto en su aspecto bélico. Ante todo, se le da credibilidad a la puesta en marcha del acuerdo como un esfuerzo que no tiene reversa para terminar con la confrontación militar, requisito que de cumplirse como se acordó le debe dar confianza en un proceso que por obvias razones ha generado grandes diferencias entre los sectores políticos y sociales de la Nación.

Como es de esperarse los 45 embajadores e integrantes de la delegación que llega a nuestro país tendrán oportunidad de revisar todos los aspectos que a bien tengan sobre la misión de la ONU y del proceso en desarrollo. Ellos podrán evaluar si se están cumpliendo los compromisos y si, ante las dificultades que se han presentado, es necesario ampliar los plazos de las etapas para que se cumpla el acuerdo.

Pero, ante todo, su presencia será la demostración de que la comunidad internacional puede ayudar a resolver conflictos internos sin necesidad de apelar a la fuerza o a la imposición de medidas drásticas. Además, es la confirmación de que Colombia es un país democrático que tiene un Estado de Derecho, una economía sólida y una vocación de paz, a pesar de las amenazas que acechan, producto del narcotráfico, la multinacional del crimen más peligrosa del mundo.

Por todo ello, Colombia le da la bienvenida al Consejo de Seguridad de la ONU.

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