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La verdadera sociedad civil

"A los habitantes del Chocó y del Cauca les tocará seguir padeciendo con paciencia los ataques cobardes que dejan muertos y heridos, destruyendo sus casas y sus negocios, convirtiendo sus pueblos en pobreza y sus fincas en eriales donde nada pueden sembrar porque son objeto de la vacuna, cuando no asesinados".

15 de noviembre de 2012 Por:

"A los habitantes del Chocó y del Cauca les tocará seguir padeciendo con paciencia los ataques cobardes que dejan muertos y heridos, destruyendo sus casas y sus negocios, convirtiendo sus pueblos en pobreza y sus fincas en eriales donde nada pueden sembrar porque son objeto de la vacuna, cuando no asesinados".

Coincidiendo con el inicio de las conversaciones en La Habana, las Farc desataron su acostumbrada ola de terrorismo contra la sociedad civil, aquella que no tiene armas, que vive en municipios apartados de la capital Bogotá y sólo aspira a que la dejen vivir en paz. Es esa demostración de barbarie la que aspiran los delegados de la guerrilla a que su contraparte tenga en cuenta al momento de iniciar la que junto al Gobierno acordaron denominar mesa de diálogo. Destruyeron parte de Suárez argumentando que era su manera de celebrar la muerte de su máximo jefe, alias Alfonso Cano. Atemorizaron al Chocó con un paro armado y siguieron asolando a Argelia y tratando de matar los policías que con valor resisten allí, en la llamada Bota Caucana. Es su milésima demostración de poder para mantener libres los caminos que les permiten conservar los corredores por donde desplazan las drogas ilícitas que sacan hacia el mar Pacífico y exportan en sociedad con la delincuencia común hacia los países consumidores.Por supuesto, de eso no se va a hablar por ahora en Cuba. A partir del próximo lunes y si no se acuerda otro aplazamiento por razones “técnicas”, las delegaciones de las Farc y el Gobierno Nacional se concentrarán en la política de desarrollo agrario integral, como reza el primero de los cinco puntos expuestos en el ‘Acuerdo General definido para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera’. No importa que mientras tanto se siga atacando a la población civil, desconociendo el principio que en el citado acuerdo habla de “el respeto por los derechos humanos en todos los confines del territorio nacional”.Es que esa población parece no existir para el aparato propagandístico de las Farc y de todos los grupos que pretenden sentar en la mesa de La Habana a las organizaciones afines a la guerrilla, desconociendo a los que sí sufren a diario el embate de su terrorismo. Ojalá, la convocatoria de la Organización de Naciones Unidas a incluir esa población, se refiera a las víctimas de la violencia, en defensa de sus derechos humanos, antes que a las Marchas Patrióticas o a movimientos de indiscutible sesgo. A los habitantes del Chocó y del Cauca les tocará seguir padeciendo con paciencia los ataques cobardes que dejan muertos y heridos, destruyendo sus casas y sus negocios, convirtiendo sus pueblos en pobreza y sus fincas en eriales donde nada pueden sembrar porque son objeto de la vacuna, cuando no asesinados. Esa es la manera de celebrar los aniversarios fúnebres de sus cabecillas y de mostrar un poder de mentiras frente a las conversaciones de paz que se desarrollan ante los ojos de la comunidad internacional.Tocará entonces esperar a que termine la primera ronda. Entre tanto, a los campesinos, la verdadera sociedad civil, hay que pedirles paciencia mientras el Gobierno alcanza el acuerdo para terminar el terrorismo de las Farc. Y a la Fuerza Pública la respuesta adecuada a tanto crimen y a semejante desafuero.

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