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La verdad sobre el MÍO

"Cuatro años después de entrar en operación, el Sistema de Transporte Masivo ha significado progreso para Cali. Se nota en un desarrollo vial más ordenado, en la construcción de obras que transforman la ciudad así como en los cambios que ha generado en la cultura ciudadana. Por eso la obligación es resolver los problemas, despejar interrogantes como los generados por el Míocable y que funcione como se proyectó".

28 de enero de 2012 Por:

"Cuatro años después de entrar en operación, el Sistema de Transporte Masivo ha significado progreso para Cali. Se nota en un desarrollo vial más ordenado, en la construcción de obras que transforman la ciudad así como en los cambios que ha generado en la cultura ciudadana. Por eso la obligación es resolver los problemas, despejar interrogantes como los generados por el Míocable y que funcione como se proyectó".

Desde que se planteó como proyecto y a pesar de los retrasos que tuvo para arrancar, los caleños no dudaron en apoyar la construcción del Sistema de Transporte Masivo, el MÍO. Hoy ese respaldo, que se traduce en el uso que de él hacen sus 370.000 usuarios pasajeros diarios demanda que se diga cuál es su verdadero estado y cuál su situación financiera.La preocupación se deriva de las declaraciones entregadas por la nueva Gerente de Metrocali sobre las obras y los procesos que están pendientes. De esas declaraciones se desprende que las dudas sobre el manejo administrativo de la entidad estaban justificadas. Ahora sí aparecen las inconsistencias y los faltantes, mientras se ven los resultados de las decisiones erradas e inconsultas.Hoy por ejemplo se conoce que el Míocable, del que la anterior administración habló durante los últimos tres años y del cual aseguró que estaba financiado y listo, tiene un déficit de $27.000 millones. La ciudad también quiere saber por qué la demora en la construcción de la estación Sur, cuando ya debería estar resuelta la compra de predios. Y qué ha pasado con la estación Calima. Esta obra adjudicada hace cuatro años y por la cual el contratista recibió un anticipo de $6.000 millones, se enfrenta a inconsistencias en su diseño, a sobrecostos por $27.000 millones y a la liquidación del Consorcio. Nada se hizo para obligar a que se construyera la estación de cabecera en los tiempos definidos, llegó la disolución de la sociedad contratista y tanto la obra como la recuperación de los recursos es incierta.La lista de los pendientes se alarga con las demoras en la chatarrización de buses, muchos de los cuales pertenecen a empresas socias de las operadoras del MÍO y generan la competencia desleal del transporte colectivo. De igual manera, es definitivo trazar un cronograma que permita garantizar el número de usuarios que permita llegar al punto de equilibrio económico del sistema. En lo que sí fue diligente la anterior administración de Metrocali fue en adjudicar, sin consultarle a su Junta Directiva y sin un estudio que respaldara la decisión, un contrato por 24 años para la comercialización de la publicidad en el MÍO y para la venta de comida en las estaciones, pese a los reparos hechos por los inconvenientes para la seguridad y comodidad de los pasajeros. Cuatro años después de entrar en operación, el Sistema de Transporte Masivo ha significado progreso para Cali. Se nota en un desarrollo vial más ordenado, en la construcción de obras que transforman la ciudad así como en los cambios que ha generado en la cultura ciudadana. Por eso la obligación es resolver los problemas, despejar interrogantes como los generados por el Míocable y que funcione como se proyectó. En eso deben comprometerse el Municipio, Metrocali y el Gobierno Nacional, que es socio y garante en este proceso.Los caleños están con el MÍO, lo respaldan y están demostrando las bondades de un proyecto llamado a transformar la vida de su ciudad. Por eso se les tiene que explicar qué ha pasado, para dónde va y cómo se garantizarán su culminación y continuidad.

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