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La verdad es necesaria

Por eso es tan importante saber qué ha pasado y quién cometió los delitos y errores, con el objetivo de identificarlos e impedir su repetición. Nada puede ser más grave que dejar en el aire rumores que, si bien sindican a oficiales en particular, terminan por afectar el buen nombre de las instituciones castrenses. Y nada puede ser más perjudicial que continúen las filtraciones de informaciones que, citadas fuera de contexto o en forma parcial, se utilizan para crear un manto de dudas y sospechas, minando con ello la respetabilidad de quienes tienen a su cargo la conducción de las organizaciones que se ocupan de la defensa de la Nación y de su soberanía.

23 de febrero de 2014 Por:

Por eso es tan importante saber qué ha pasado y quién cometió los delitos y errores, con el objetivo de identificarlos e impedir su repetición. Nada puede ser más grave que dejar en el aire rumores que, si bien sindican a oficiales en particular, terminan por afectar el buen nombre de las instituciones castrenses. Y nada puede ser más perjudicial que continúen las filtraciones de informaciones que, citadas fuera de contexto o en forma parcial, se utilizan para crear un manto de dudas y sospechas, minando con ello la respetabilidad de quienes tienen a su cargo la conducción de las organizaciones que se ocupan de la defensa de la Nación y de su soberanía.

Cumplidos los rituales para el relevo del mando en el Ejército y las Fuerzas Militares, la obligación del Estado es defender la respetabilidad de la Institución más querida por los colombianos. Para ello es imperativo empezar por precisar los delitos y las fallas que originaron la salida de seis Generales y el traslado de otro dos, así como definir quiénes son los responsables de esos hechos.En la ceremonia en la cual reconoció a la nueva cúpula militar, el presidente Juan Manuel Santos habló de que tienen las Fuerzas Armadas, “enemigos terroristas, armados, políticos, internos y los que quieren hacer la guerra judicial”. Esa es una realidad que existe de mucho tiempo atrás y contra la cual es necesaria la conducta intachable inscrita en los códigos de honor que guían el comportamiento de todos los integrantes de las distintas fuerzas. Cuando esos códigos se rompen, los escándalos aparecen y la desmoralización se hace presente tanto en su interior como dentro de la sociedad. Por eso es tan importante saber qué ha pasado y quién cometió los delitos y errores, con el objetivo de identificarlos e impedir su repetición. Nada puede ser más grave que dejar en el aire rumores que, si bien sindican a oficiales en particular, terminan por afectar el buen nombre de las instituciones castrenses. Y nada puede ser más perjudicial que continúen las filtraciones de informaciones que, citadas fuera de contexto o en forma parcial, se utilizan para crear un manto de dudas y sospechas, minando con ello la respetabilidad de quienes tienen a su cargo la conducción de las organizaciones que se ocupan de la defensa de la Nación y de su soberanía.Por eso es tan necesario precisar de qué delitos se está hablando y quiénes son los sindicados. Como es fundamental definir con precisión cuáles son las causas del retiro de servidores públicos con décadas de vinculación al Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y la Policía Nacional. Por supuesto, entre ellas está la facultad del Ejecutivo para efectuar los cambios de manera autónoma. Por supuesto, ésa es una atribución constitucional que corresponde al campo político, sin que implique una sanción para quienes sean retirados por esa vía. Así, e independiente de las polémicas que se generan cuando se producen cambios de ese tipo, aclarar las circunstancias y precisar las informaciones sobre hechos como la corrupción, los posibles abusos y errores en el uso de la inteligencia, es una obligación que cuando se cumple se convierte en argumento que fortalece la credibilidad de las instituciones. Allí está lo ocurrido con los llamados Falsos Positivos como ejemplo de lo que debe hacerse, dándole la cara a la sociedad y asumiendo las responsabilidades políticas, penales y de todo orden. Esa es una manera de realizar la defensa que reclama el presidente Santos. Además, está la obligación de los órganos de control y de la Justicia. Ellos deben llevar sus investigaciones hasta el fondo de los hechos. Con ello se evitará que los rumores y las filtraciones sigan causando daños irreparables en la confianza de la Nación sobre su Fuerza Pública.

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