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La verdad del MÍO

Con las medidas que se han tomado para atender la emergencia creada por la llegada del Covid-19, lo que era un grave problema para el funcionamiento del Sistema de Transporte Masivo en Cali está llegando a un momento en el cual la ciudad puede quedarse sin el MÍO. Cómo resolver la crisis e impulsar un nuevo sistema de transporte es clave para el futuro de la capital vallecaucana.

26 de julio de 2020 Por: Editorial .

Con las medidas que se han tomado para atender la emergencia creada por la llegada del Covid-19, lo que era un grave problema para el funcionamiento del Sistema de Transporte Masivo en Cali está llegando a un momento en el cual la ciudad puede quedarse sin el MÍO. Cómo resolver la crisis e impulsar un nuevo sistema de transporte es clave para el futuro de la capital vallecaucana.

La crisis del Sistema se profundiza a diario. Según se ha conocido, a raíz de las medidas para evitar congestiones en el MÍO su ocupación ha debido reducirse al 35% de su capacidad de movilización. Es decir, el número de sus usuarios han caído a 165.000 por día, cifra muy lejana a los 450.000 que movía en marzo y peor, de los 700.000 que se calculan como punto de equilibrio para evitar problemas.

Además, la caída abrupta en los ingresos municipales ha impedido que se le entreguen los recursos que el Municipio comprometió para subsidiar la operación a través del Fondo de Estabilización y Subsidio a la Demanda creado hace menos de dos años. Y para completar, Metrocali está en ley de insolvencia ante la multimillonaria condena de la Justicia que confirmó el fallo en su contra de un tribunal de arbitramento, el cual resolvió el litigio con uno de sus operadores.

Todo ello paralizó los planes de ampliar en 424 buses la oferta, que permitiría llegar al punto de equilibrio. Por el contrario, de los 911 vehículos que constituyen hoy la flota, es muy posible que se retiren 400 buses. Y ya van dos paros de conductores y empleados de uno de los concesionarios causados por el no pago de sus salarios durante varias quincenas.

Es todo un panorama gris que no empezó con la pandemia. A través de su existencia, y no obstante la buena voluntad de las sucesivas administraciones municipales, la situación del MÍO ha venido en franca decadencia y su capacidad de movilización no es suficiente para responder a la demanda de una ciudad con casi tres millones de habitantes, lo que ha ocasionado el descontento de la ciudadanía e impulsado el transporte individual, el pirata y la congestión de vehículos en las calles de Cali.

Por ello es necesario reconocer que la crisis amenaza con dejar a la ciudad sin un sistema de transporte público como el ofrecido por el MÍO, y que la solución no está en recibir los créditos que ofrece la Nación para tratar de salvar los sistemas de transporte masivo en todo el país. Más aún, cuando avanza el proyecto del tren de cercanías que implicará desarrollar un nuevo sistema que utilice el corredor férreo, lo que significará una revolución para los habitantes de la capital vallecaucana.

Cali está pues en una encrucijada definitiva con respecto al sistema de transporte público, los vasos comunicantes de una ciudad moderna y adecuada a sus necesidades. Por eso tiene que enfrentar la crisis del MÍO con franqueza y decisión. Lo contrario es exponerse a demandas ruinosas de los operadores que deben ser satisfechas, a que el caos regrese a las calles y a no cumplir la obligación de ofrecer un servicio de transporte eficaz, seguro y oportuno a los millones de usuarios que lo necesitan.

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