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La verdad de La Escombrera

En la Comuna 13 de esa ciudad se encuentra un vertedero de basura, donde se presume que las pandillas financiadas y manejadas por mafias de las drogas ilícitas, los paramilitares y los grupos de milicianos de las Farc arrojaban restos, ya fuera de sus rivales o de personas inocentes, hombres, mujeres y niños.

6 de agosto de 2015 Por:

En la Comuna 13 de esa ciudad se encuentra un vertedero de basura, donde se presume que las pandillas financiadas y manejadas por mafias de las drogas ilícitas, los paramilitares y los grupos de milicianos de las Farc arrojaban restos, ya fuera de sus rivales o de personas inocentes, hombres, mujeres y niños.

Bajo la dirección de la Fiscalía General de la Nación, ayer se inició en Medellín la excavación de La Escombrera, sitio del cual se afirma tiene en sus entrañas un número indeterminado de cadáveres producto de la guerra que vivió esa ciudad entre bandas criminales, grupos guerrilleros y paramilitares. Tres décadas han pasado desde que el Estado recibiera las primeras denuncias sobre lo que estaban haciendo los protagonistas del que fue denominado “conflicto en las laderas de Medellín”. En la Comuna 13 de esa ciudad se encuentra un vertedero de basura, donde se presume que las pandillas financiadas y manejadas por mafias de las drogas ilícitas, los paramilitares y los grupos de milicianos de las Farc arrojaban restos, ya fuera de sus rivales o de personas inocentes, hombres, mujeres y niños. Todo ese tiempo ha pasado, sin que las familias de desaparecidos pudieran detener la descarga de basura en el sitio o que alguna entidad ordenara la búsqueda de sus seres queridos. La especulación ha crecido y a ella se han sumado centenares de personas que buscan a quienes fueron víctimas de ese delito en uno de los peores ejemplos de insensibilidad humana que recuerde Colombia. Hoy no es posible afirmar con certeza cuántos cadáveres hay debajo de los 24.000 metros cúbicos que se estima serán removidos en un plazo de cinco meses, en las 13 hectáreas que mide el basurero. Lo que sí es cierto es que La Escombrera es reconocida como depósito de cuerpos por quienes vivieron el horror de las épocas en las que el Estado no hacía presencia para impedir o detener el horror que se paseaba por esas colinas, y por gran parte del territorio nacional. Y, según lo afirmó en el 2013 el Tribunal de Justicia y Paz de Antioquia, la desaparición y posterior arrojo de los cadáveres de las víctimas que producía el Bloque Cacique Nutibara era un patrón de conducta. Por eso, aunque después de mucho tiempo, se empieza a desentrañar la verdad de lo que podría convertirse en el símbolo de la crueldad y de la negación de la condición humana que se produjo en el pasado. Lo que empieza ahora es la búsqueda de los restos que, según se dice, depositaron todos los agentes de la violencia en una colina en la cual no existía ni Dios ni ley. Cuántos cuerpos hay allí, solo lo dirán las excavaciones que adelanta ya la Fiscalía. Aunque las especulaciones abarcan cifras que llegan hasta los 500 desaparecidos en medio de las montañas de basura, lo conveniente es esperar los resultados que informen los encargados de la dolorosa tarea, personas idóneas y reconocidas en el concierto internacional. Con ello encontraremos la verdad que todos, desde las víctimas hasta el último de los colombianos, debemos aceptar. Cualquiera sea el número de víctimas que se encuentren en La Escombrera, lo ocurrido allí debe saberse en toda su extensión. Es la manera de reconocer el horror hasta el cual nos ha llevado la violencia irracional y la debilidad del Estado para proteger a los ciudadanos. Es el error que Colombia no puede repetir jamás.

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