El pais
SUSCRÍBETE

La verdad completa

Las denuncias sobre intervención en las campañas presidenciales de la firma Odebrecht crecen a diario, alimentando un ambiente de dudas y acusaciones que le hace daño a Colombia. Ante ello, la verdad es el mejor antídoto para impedir que se continúen erosionando la credibilidad y la legitimidad de las instituciones y de la democracia.

16 de marzo de 2017 Por: Editorial .

Las denuncias sobre intervención en las campañas presidenciales de la firma Odebrecht crecen a diario, alimentando un ambiente de dudas y acusaciones que le hace daño a Colombia. Ante ello, la verdad es el mejor antídoto para impedir que se continúen erosionando la credibilidad y la legitimidad de las instituciones y de la democracia.

El pasado martes, quien fuera gerente de la campaña del hoy Presidente de la República reconoció de manera pública que Odebrecht había pagado en forma directa y sin que fuera declarado en la contabilidad de la campaña, la suma de cuatrocientos mil dólares a una compañía por la impresión de dos millones de afiches en el 2010. Ese mismo día, dos acusados por el descalabro de Interbolsa reconocieron haber entregado ciento cincuenta mil dólares al mismo Prieto, para cancelar deudas de la campaña del 2014.

Por su parte, y al reconocer que el aporte de Odebrecht en las condiciones descritas pudo haber ocurrido, el presidente Juan Manuel Santos condenó esas prácticas y pidió excusas a los colombianos “por ese hecho bochornoso que nunca ha debido suceder y del que me acabo de enterar”. Queda así al desnudo la existencia de conductas que si bien pueden haber prescrito para la actuación del Consejo Nacional Electoral, deben ser objeto de investigaciones judiciales que lleven al fondo de un asunto demasiado grave para nuestra Nación.

Y se confirman las maniobras de una firma contratista para intervenir en las campañas presidenciales de los últimos ocho años. Las prácticas de esa empresa, condenada ya por su estrategia de comprar las conciencias y los funcionarios para obtener beneficios de todo tipo, ha sembrado una duda que no puede ser despejada ya con declaraciones. Ahora se necesitan actuaciones de la justicia para dar las respuestas que reclaman los colombianos.

Por supuesto, debe existir la presunción de inocencia de quienes están siendo vinculados en las revelaciones que se conocen a diario y destruyen la credibilidad en el Gobierno. Sin embargo, ello no impide reclamar su aporte para conocer la verdad de lo sucedido, para fijar las responsabilidades y establecer las sanciones legales que sean del caso.

Hoy, el país está en uno de sus momentos cruciales. Está en primer lugar la implementación del acuerdo que puso fin al conflicto con las Farc. Luego, la necesidad de definir una política que reafirme el propósito de combatir el narcotráfico. Y no puede ignorarse la obligación de enfrentar las dificultades causadas por la caída en los ingresos públicos, así como el estimular la inversión privada en momentos en que aparecen señales de advertencia en el clima de los negocios.

Ante esas realidades, nada puede ser más perjudicial que continuar la sucesión de denuncias y descubrimientos que a cuenta gotas destruyen la confianza y ponen al Gobierno en la posición incómoda de tener que dedicar su tiempo a defenderse. Por eso es necesario conocer la verdad completa de lo que ocurrió con la financiación de las campañas presidenciales, y tomar las decisiones que reclama la Nación para acabar los vicios que corrompen la política y la actividad del Estado.

AHORA EN Editorial