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La Tierra no espera

Lo real es que en menos de una década el calentamiento habrá llevado a que la temperatura esté al menos dos grados por encima de su promedio y pueden ser otros tres grados más al finalizar el siglo, lo que significa que para entonces habrá desaparecido el 30% de las especies sobre la Tierra.

17 de diciembre de 2011 Por:

Lo real es que en menos de una década el calentamiento habrá llevado a que la temperatura esté al menos dos grados por encima de su promedio y pueden ser otros tres grados más al finalizar el siglo, lo que significa que para entonces habrá desaparecido el 30% de las especies sobre la Tierra.

La de Durbán fue otra Cumbre de la retórica. Pese a las voces optimistas sobre el éxito que implicó haber alcanzado un par de acuerdos en la reunión sobre el Cambio Climático, las experiencias de Copenhague y Cancún demuestran que las decisiones sobre el futuro ambiental del planeta hasta ahora no pasan de quedar escritas en el papel. De los compromisos todos hablan, de las acciones huyen.Como resultado de 14 días de disertaciones en las que participaron representantes de 190 países, se acordó que, ahora sí, se va a hacer realidad el llamado Fondo Verde propuesto en el 2009, ratificado en el 2010 y que al 2011 no ha logrado recaudar ni el 10% de los aportes por US$100.000 millones al que se comprometieron sobre todo las naciones desarrolladas para invertir en mitigar el calentamiento global. También se ‘prolongó’ el Protocolo de Kioto más allá del 2012 con la ‘hoja de ruta’ trazada para desarrollar el marco jurídico que lo remplace en el 2020, año en que se vincularía jurídicamente a todas las naciones. El mundo deberá entonces esperar ocho años más para que países como Estados Unidos o China, que están entre los que mayor cantidad de gases contaminantes emiten y que siguen sin firmar el acuerdo de Kioto, sean obligados a cumplir con su cuota para preservar al planeta. O para que regrese Canadá, que anunció su retiro después de la reunión de Durbán en parte como protesta por la indiferencia de otros y en parte para evitarse las multas por incumplir las metas de reducción de dióxido de carbono. La pregunta es cuánto más aguantará la Tierra si la humanidad no actúa de verdad para frenar su deterioro. Este es un planeta en transformación permanente al que además se le han hecho daños gravísimos. Son 30,6 gigatoneladas de gases contaminantes que recibe cada año, dos terceras partes de las cuales se producen por el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural, con los que se ‘alimenta’ el desarrollo industrial. Las mismas que han llevado a que se deteriore cada vez más la capa de ozono, a que se incrementen fenómenos como las inundaciones o las sequías, o a que en países como Colombia, al que el mundo alaba como uno de sus pulmones verdes, los picos de los nevados se deshielen. Es la disertación permanente entre el afán de conseguir cada vez más riquezas, por aquello de impulsar el desarrollo de las sociedades, y la prudencia de preservar el medio ambiente, haciendo un uso sostenible de los recursos naturales o recurriendo a energías renovables. Lo real es que en menos de una década el calentamiento habrá llevado a que la temperatura esté al menos dos grados por encima de su promedio y pueden ser otros tres grados más al finalizar el siglo, lo que significa que para entonces habrá desaparecido el 30% de las especies sobre la Tierra. ¿Seguirá el mundo esperando que las cumbres climáticas arrojen algún resultado, que se concreten los acuerdos internacionales o decidirán al fin las naciones, las poblaciones, las industrias y cada ser humano de forma individual actuar para que el planeta sobreviva?

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