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La salud de los mandatarios

"De lo que se trata es de reconocer los riesgos que implica la enfermedad de Santos y la necesidad de tener un reemplazo que garantice tanto la continuidad de su gobierno como la capacidad de su Vicepresidente para ejercer sus funciones hasta el final del período para el cual fueron elegidos".

4 de octubre de 2012 Por:

"De lo que se trata es de reconocer los riesgos que implica la enfermedad de Santos y la necesidad de tener un reemplazo que garantice tanto la continuidad de su gobierno como la capacidad de su Vicepresidente para ejercer sus funciones hasta el final del período para el cual fueron elegidos".

Como si no fuera algo previsible que demanda reglamentaciones para evitar la improvisación y los malos entendidos, los problemas de salud de los mandatarios en Colombia han generado toda una ola de especulaciones y propuestas oportunistas. El grave accidente cerebrovascular sufrido por el vicepresidente Angelino Garzón desencadenó toda una sucesión de hechos que demostraron las lagunas existentes en la Constitución, para asegurar que no se presenten vacíos en el primer cargo del país. Ahora, con la inesperada operación del presidente Juan Manuel Santos, los legisladores encabezados por el presidente del Congreso se preocuparon por el hecho y mandaron a realizar un examen completo que defina si Garzón está o no en capacidad de suplir la ausencia del Primer Mandatario. El tema parecería banal, si no fuera porque de la salud del presidente Santos depende la tranquilidad del país, la confianza en la estabilidad de las políticas trazadas por él. Sin duda, el vicepresidente Garzón fue escogido por el Primer Mandatario como su fórmula, lo que nadie puede negar. De lo que se trata es de reconocer los riesgos que implica la enfermedad de Santos y la necesidad de tener un reemplazo que garantice tanto la continuidad de su gobierno como la capacidad de su Vicepresidente para ejercer sus funciones hasta el final del período para el cual fueron elegidos. Por ahora, lo que preocupa es saber que los exámenes no se practicaron en el momento en que el vicepresidente Garzón sufrió el accidente cerebrovascular. Si se recuerda bien, lo que se produjo fue una visita, que tuvo más de acto protocolario y de protagonismo que de la revisión científica del caso. Sólo ahora, cuando se descubre la enfermedad del presidente Santos, el Senado de la República entiende la importancia del asunto y se ordenan los exámenes sobre la capacidad física y mental del doctor Garzón. Cabe destacar que el Vicepresidente fue el primero en aceptar la revisión y en ponerse a disposición para que sus resultados se hagan públicos. Ese gesto lo enaltece y le da altura a un debate en el cual fue comparado con una “llanta de repuesto” por el presidente del Senado. Y contribuye a despejar las dudas que se han creado por algunos dirigentes políticos que hablan de un Golpe de Estado en caso de que los exámenes declaren la incapacidad de Angelino Garzón y obliguen a escoger un sucesor. Otro aspecto no menos preocupante es la sucesión por idénticas razones de los alcaldes y gobernadores. El caso de Cartagena, donde la enfermedad del mandatario elegido ha dejado casi al garete el gobierno, hace preguntar por qué no existe una legislación que asegure tanto el respeto por la voluntad popular como la buena marcha de las administraciones públicas y la atención oportuna a los problemas de los ciudadanos. En fin, está claro que la salud de quienes son elegidos tiene una gran importancia. Por eso debe ser objeto de un tratamiento legislativo que garantice tanto el respeto por su dignidad como el cuidado de los intereses comunes a todos los colombianos.

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