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La recuperación de Venezuela

La comunidad internacional tiene que seguir presionando a la dictadura para que deje el poder y apoyando el esfuerzo que realizan los venezolanos para recuperar su país. Es la manera de demostrar la solidaridad que requieren en su admirable propósito de derrotar la tiranía.

3 de febrero de 2019 Por: Editorial .

Día tras día, Venezuela aumenta su exigencia de cambio que termine con la dictadura y traiga la libertad y la democracia, en un esfuerzo que es respaldado por el mundo libre. Sólo falta que Nicolás Maduro y los comandantes de las Fuerzas Armadas que aún le son leales acepten la realidad, terminen con la represión y faciliten la salida que reclama su nación.

Ya no es ni siquiera un asunto ideológico. El pasado viernes, antiguos y caracterizados dirigentes del chavismo se manifestaron por ese cambio y la necesidad de llamar a elecciones. Como casi todos sus compatriotas, ellos son conscientes del momento que vive su país, del fracaso del régimen encarnado por Maduro y la ruina que han causado, así como de la necesidad de consultar a los venezolanos sobre lo que debe ser el futuro para una nación dividida y postrada por el totalitarismo disfrazado de democracia.

Eso mismo fue expresado por el director de Planificación Estratégica del Alto Mando Militar de la Aviación Bolivariana, el general Francisco Esteban Yánez Rodríguez. En el comunicado en el cual desconoce “la autoridad írrita y dictatorial de Nicolás Maduro”, el alto oficial afirma que “el 90 % de la Fuerza Armada Nacional (FAN) no está con el dictador sino con el pueblo de Venezuela”. Es la demostración de que las cosas son irreversibles para el régimen.

Entre tanto, en el aeropuerto de Maiquetía aguardan varios aviones el oro que la dictadura está vendiendo al exterior en su desesperado esfuerzo de conseguir recursos. Es el despojo final de las riquezas de un país hoy condenado a la pobreza extrema causada por veinte años de usar el poder para desmantelar la economía, para expulsar a millones de venezolanos y para apropiarse de la riqueza nacional mientras se apela a los sentimientos nacionalistas y al discurso socialista en el que ya nadie cree.

Ayer, las calles de Caracas y de todas las ciudades de Venezuela se llenaron de gente que respondió a la convocatoria del presidente interino Juan Guaidó. En todas partes se escuchó el reclamo, pacífico aunque sometido a la represión de los militares leales al régimen y a la violencia de sus grupos paramilitares. Y aunque la tiranía trató de mostrar un respaldo popular, esta vez fue patético el fracaso de la convocatoria comprada con dinero oficial, cajas de comida y presión a los empleados públicos.

La voz de esas multitudinarias manifestaciones era una sola: libertad, fin de la dictadura y cambio que le devuelva a Venezuela la dignidad que le ha secuestrado el régimen encabezado por Nicolás Maduro, los militares que comanda su Ministro de Defensa, un Consejo Nacional Electoral entregado y un Tribunal de Justicia que obedece sólo el mandato de la tiranía. Ese llamado es la demostración de la voluntad que tienen los venezolanos de dejar atrás la época más oscura de su historia.

La comunidad internacional tiene que seguir presionando a la dictadura para que deje el poder y apoyando el esfuerzo que realizan los venezolanos para recuperar su país. Es la manera de demostrar la solidaridad que requieren en su admirable propósito de derrotar la tiranía.

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