El pais
SUSCRÍBETE

La política del miedo

Ante sus electores, Trump aumentará su ataque contra la inmigración y la continuación de su discurso de hacer más grande a América, al costo que sea. Los demócratas apuestan al llamado a los más jóvenes para que salgan a votar, preguntándoles si este es el país en el que quieren vivir.

28 de octubre de 2018 Por: Editorial .

Una semana de terror acaba de vivir Estados Unidos.

Primero el clima político se enrareció luego de que se conociera el envío de bombas a trece personalidades de la oposición, al expresidente Obama y a la cadena de noticias CNN. No había terminado la sorpresa por este hecho cuando se produjo el terrible ataque racista que dejó once judíos asesinados en una sinagoga de Pittsburgh.

A menos de diez días de unas elecciones legislativas que en algunos sectores se interpreta como una suerte de referendo a Donald Trump, la tensión aumenta. El controvertido magnate, con su retórica nacionalista, los permanentes llamados a la violencia contra sus rivales políticos y la propensión a crear conspiraciones en su contra, ha sido señalado de fomentar de manera indirecta estos hechos terroristas que sacuden a su país.

La detención de los responsables de cada uno de los hechos dan cuenta de hombres profundamente inestables, supremacistas blancos y cercanos al discurso de Trump. La reacción del mandatario no ha sido la más apropiada. Una vez conoció la noticia del envío de las bomba la desestimó y hasta llegó a dudar de que fuera real. “La cosa esta de las ‘bombas’, afirmó Trump, llega justo cuando “los republicanos lo están haciendo muy bien con el voto por adelantado y hace que los medios de comunicación no hablen de política”.

El problema radica en que en general su discurso es agresivo, descalificador, racista y nacionalista. Las bombas contra dirigentes demócratas, opositores, expresidentes y artistas son respuestas a esas alocuciones. En lugar de propiciar la unión como presidente de todos los estadounidenses, lo que está provocando es una división en la sociedad como no se vivía desde la Guerra Civil.

En medio de estas amenazas y el ataque racista contra la sinagoga surge otro detonante de pasiones. A paso lento pero seguro avanza la marcha de los inmigrantes hondureños, un claro desafío al discurso de Trump, organizada por grupos de izquierda. La respuesta del mandatario ha sido con amenazas a sus aliados, suprimiendo ayudas y vociferando acusaciones contra los demócratas porque no aprueban en el Congreso sus medidas contra la inmigración.

Por el otro lado, tampoco los demócratas se perciben tan organizados como para ganar las cruciales elecciones que les permitan retomar el control del Senado y la Cámara de Representantes. En algunos estados crece la línea del excandidato presidencial Bernie Sanders, de claro corte izquierdista según los estándares de los Estados Unidos, lo que asusta a los electores.

Las próximas dos semanas serán de gran tensión. Ante sus electores, Trump aumentará su ataque contra la inmigración y la continuación de su discurso de hacer más grande a América, al costo que sea. Los demócratas apuestan al llamado a los más jóvenes para que salgan a votar, preguntándoles si este es el país en el que quieren vivir.

La contienda será la más dura en muchos años y aunque no hay nada decidido se puede prever es que lo que suceda el 6 de noviembre mostrará los resultados del populismo y el radicalismo de su presidente para los Estados Unidos.

AHORA EN Editorial