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La polémica por Cristo Rey

Las explicaciones no son suficientes para la comunidad y el Gobierno local sigue empeñado en adelantar una obra sumida en los cuestionamientos, por la que se deberá endeudar aún más a la ciudad, mientras se reducen sustancialmente los rubros presupuestales del 2023 para la seguridad, la vivienda y la cultura.

3 de diciembre de 2022 Por: Editorial .

El Parque Turístico de Cristo Rey, la megaobra que inició en agosto de este año la Alcaldía de Cali, continúa envuelta en polémicas, rechazos de la comunidad, observaciones sobre riesgos ambientales e incertidumbres por su financiación. Frente a una discusión que es necesaria, la Alcaldía no parece dispuesta a abrir los canales de diálogo que permitan llegar a consensos con la comunidad.

Adecuar y modernizar el entorno de uno de los monumentos más reconocidos de la capital del Valle en principio no debería generar controversias. Como inicialmente se le presentó el proyecto a la ciudad, lo que se busca es embellecer el que sin duda es un atractivo turístico con mucho potencial para Cali, organizar y darle un orden al comercio informal que siempre ha estado en el lugar, y construir unos caminos que hagan más amable y segura la peregrinación hacia Cristo Rey.

Visto así, el parque sería la respuesta a una sociedad que demanda más espacios públicos, seguros y amables, para su disfrute, que además se conviertan en lugares de interés para el turismo local y foráneo. Sin embargo, las inquietudes surgieron desde el momento en que se dio a conocer la iniciativa, comenzando por el costo que tendrá o si hay garantías para finalizar un proyecto que se construirá en cinco etapas pero solo tiene asegurados recursos financieros para las dos iniciales. Más recientes son las dudas sobre el impacto ambiental que tendrán las obras.

La inversión proyectada para el parque turístico es de $146.000 millones, de los cuales $52.000 millones corresponden a las etapas dos y cinco que ya se iniciaron y de acuerdo con los contratos deberán entregarse al final de este año, es decir en cuatro semanas. Hay varios cuestionamientos al respecto, entre otros si con tantas necesidades insatisfechas y prioritarias para la ciudad era necesario hacer unas obras que no son urgentes ni cuentan con la totalidad de su financiación, lo que las pone en riesgo de convertirse en otro elefante blanco. También hay denuncias sobre los contratistas, uno de los cuales sería allegado al alcalde Jorge Iván Ospina.

La preocupación mayor se cierne sobre el sendero peatonal, que ya se inició en el Bosque San Fernando, y atravesará la reserva natural a lo largo de seis kilómetros. Hay estudios que indican el impacto nefasto que tendrá esa construcción sobre la fauna y la flora, así como la circulación de miles de personas una vez se dé al servicio, además existen análisis sobre los riesgos de deslizamientos por filtraciones de agua y hay quejas de los vecinos por la tala de árboles. La Administración ha salido a desmentir esos peligros y el Dagma asegura que todo se está haciendo bajo los lineamientos técnicos exigidos.

Las explicaciones no son suficientes para la comunidad y el Gobierno local sigue empeñado en adelantar una obra sumida en los cuestionamientos, por la que se deberá endeudar aún más a la ciudad, mientras se reducen sustancialmente los rubros presupuestales del 2023 para la seguridad, la vivienda y la cultura. A los caleños hay que darles todas las garantías y asegurar la transparencia que demandan sobre un proyecto de la envergadura del Parque de Cristo Rey, lo cual incluye la intervención de las entidades de control del Estado.

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