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La paz y los extremismos

En Medio Oriente el extremismo de unos sirve al extremismo de los otros. Con lo cual, la solución de los enfrentamientos parece imposible, en lo que semeja un círculo vicioso de disensiones, uso y contrauso de la fuerza, y proclamas de falsas victorias, sobre las fosas abiertas en Israel y la franja de Gaza. Los perdedores son los pobladores de Israel y los civiles palestinos.

18 de agosto de 2014 Por:

En Medio Oriente el extremismo de unos sirve al extremismo de los otros. Con lo cual, la solución de los enfrentamientos parece imposible, en lo que semeja un círculo vicioso de disensiones, uso y contrauso de la fuerza, y proclamas de falsas victorias, sobre las fosas abiertas en Israel y la franja de Gaza. Los perdedores son los pobladores de Israel y los civiles palestinos.

El actual cese al fuego en Gaza debe mantenerse hasta lograr un arreglo perdurable, señala un editorial del periódico The New York Times. Para el diario estadounidense, aunque ambas partes proclaman la victoria, en realidad perdieron, en especial los civiles que habitan la franja de Gaza.También existen otros costos más importantes aunque menos tangibles: las afectaciones a los vínculos entre Washington y Tel Aviv, las críticas internacionales y las protestas violentas en Europa contra el Gobierno israelí, además de los perjuicios a la población hebrea, añade el Times. El diario señala que el conflicto israelí-palestino ya no es un problema de definiciones estrechas, porque en el Medio Oriente reinan el extremismo y la inestabilidad.De ahí la importancia de las negociaciones entre israelíes y palestinos con el fin de sentar las bases para algo superior y más perdurable que un cese al fuego, a la vez que debe haber una reunión internacional de donantes para reconstruir Gaza, concluye el editorial. Al resaltar el “reino de los extremismos” en este conflicto, el periódico pone el dedo en el punto más sensible de los actuales enfrentamientos.La verdad es que, luego de los acuerdo de Oslo y la Hoja de Ruta definida en esas reuniones, el camino hacia la paz, antes de allanarse, ha vuelto a la situación anterior, cuando el extremismo palestino derrotó a Al Fatah en las elecciones realizadas entre la población de Gaza. Y lo mismo sucedió en Israel, con el triunfo del movimiento ultranacionalista Israel Beitenu, dirigido por Benjamín Netanyahu, quien formó coalición con fuerzas políticas de la extrema derecha que no quieren llegar a ningún tipo de acuerdo con los palestinos. Como resulta lógico, la postura anti-Israel de Hamás en Gaza, le cae a Netanyahu como anillo en el dedo para promover sus políticas en los territorios del que debe ser el Estado de Palestina. De allí que haya promovido durante todo su gobierno la construcción de nuevos asentamientos en suelo palestino y que no haya declarado el fin de esa política, como se lo han pedido hasta Estados Unidos. En sentido contrario, esa política radicaliza a quienes en Gaza proclaman que la existencia del Estado de Israel es un peligro contra su libertad y su integración territorial.De esta manera perversa, el extremismo de unos sirve al extremismo de los otros. Con lo cual, la solución de los enfrentamientos parece imposible, en lo que semeja un círculo vicioso de disensiones, uso y contrauso de la fuerza, y proclamas de falsas victorias, sobre las fosas abiertas en Israel y la franja de Gaza. Los perdedores son los pobladores de Israel y los civiles palestinos.Cada vez es más claro que se debe volver atrás, a la creación de dos Estados, la delimitación de las fronteras y la búsqueda de un acuerdo sobre temas como el status de Jerusalén y los refugiados. Pero ello requiere que tanto palestinos como israelíes derroten a los extremistas de sus propias filas. De lo contrario, ambas naciones seguirán presas de una violencia interminable.

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