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La novela de las potencias

Como una relación en “una espiral descendente” calificó el gobierno de Estados Unidos los encuentros que ha tenido en los últimos meses con Rusia. Lo que da a entender el drama de pasiones que se escribe entre las superpotencias.

3 de septiembre de 2017 Por: Editorial .

Como una relación en “una espiral descendente” calificó el gobierno de Estados Unidos los encuentros que ha tenido en los últimos meses con Rusia. Lo que da a entender el drama de pasiones que se escribe entre las superpotencias.

El último capítulo fue el cierre del consulado ruso en San Francisco y dos oficinas diplomáticas en Washington y Nueva York. La medida fue respuesta a la decisión de Moscú de hace unas semanas de expulsar a 755 empleados de las delegaciones diplomáticas de Estados Unidos en Rusia. Unos días después, un sarcástico Donald Trump publicaba en Twitter: “Quiero dar las gracias a Putin porque estamos tratando de recortar nuestras nóminas. Estoy muy agradecido de que haya echado a un gran número de personas”.

La decisión rusa fue reacción a las sanciones que el Congreso estadounidense aprobó en julio contra el Kremlin, por la anexión de la península de Crimea en 2014. Es precisamente el espíritu imperialista del gobierno de Putin, sumado a sus intereses en la guerra de Siria y el respaldo al régimen de Bashar Al Assad los que han ido agrietando las relaciones con Estados Unidos, muy a pesar de los propósitos iniciales de Trump que prometía un mayor acercamiento con Rusia.

Aunque formalmente las sanciones fueron por la injerencia del Kremlin en Ucrania y Siria, el trasfondo era enviar un mensaje por la evidente interferencia de Moscú en la campaña presidencial de noviembre del año pasado. Las agencias de seguridad han encontrado las huellas que evidencian que desde el gobierno ruso hubo una estrategia coordinada para favorecer los intereses del hoy mandatario, quien no ha ocultado su gran admiración hacia el presidente Vladimir Putin.

Por ahora dos comités legislativos investigan los hechos y el único que parece no darle crédito a los hechos revelados es el acusado. El gobierno de Putin ha rechazado constantemente que se haya involucrado en la campaña y señala que detrás de esta escalada hay una “cacería de brujas” para torpedear los acercamientos entre ambos países.

El Presidente ruso sabe que la resolución de varios de los conflictos mundiales pasa por su resorte y eso lo ha aprovechado muy bien. A pesar de aprobar las sanciones de la ONU contra Corea del Norte por sus amenazantes despliegues de misiles, advirtió a Estados Unidos no caer en un callejón sin salida en esta crisis y pidió que se dialogue para salir del problema. Justo cuando Trump enfatizó que ya se agotó el tiempo de hablar con el régimen de Kim Jong-un.

Algunos analistas advierten que Rusia tiene un as bajo la manga, el papel que jugó para la elección de Trump. Por ahora las últimas declaraciones del Departamento de Estado son conciliadoras y proponen al gobierno de Moscú que “podamos evitar más represalias por ambas partes y actuar para conseguir el objetivo declarado de nuestros presidentes: mejores relaciones entre nuestros países y mayor cooperación en áreas de interés mutuo”.

A esta novela de potencias le pesa mucho la errática conducción del gobierno de los Estados Unidos. Pero al entramado le faltan muchos capítulos y el desenlace.

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