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La matanza en Siria

Una y otra vez el despotismo sirio ha sido puesto en evidencia, y una y otra vez la comunidad internacional se ha mostrado vacilante a la hora de enfrentar el problema.

14 de noviembre de 2011 Por:

Una y otra vez el despotismo sirio ha sido puesto en evidencia, y una y otra vez la comunidad internacional se ha mostrado vacilante a la hora de enfrentar el problema.

Desde que se iniciaron las manifestaciones de protesta que exigen el fin de los abusos, más de 3 mil civiles han muerto en Siria sin que el mundo haya hecho mayor cosa por detener la matanza siniestra, salvo tímidas condenas.Pese a los miles de muertos, la persistencia de la oposición al régimen tiránico de Al Assad no sólo muestra la justeza de sus demandas, lo mismo que el carácter sanguinario del gobierno sirio, sino que también obligó a éste a pactar unos acuerdos, llamados “de paz”, por los que se obligaba a retirar a las fuerzas militares de las calles y a concretar una mesa de diálogo con la oposición.Pero al día siguiente de estos anuncios, que alcanzaron a despertar una favorable expectativa, el gobierno de Al Assad ordenó atacar a manifestantes en la población de Homs, con saldo trágico de un centenar de muertos. Y en el momento se encuentra en una ofensiva contra los rebeldes, a los que acusa, como lo ha hecho sistemáticamente, de “terroristas al servicio de los Estados Unidos”.Es el clásico esfuerzo de los dictadores que pretenden ocultar sus abusos echándole la culpa al imperio. Una y otra vez el despotismo sirio ha sido puesto en evidencia, y una y otra vez la comunidad internacional se ha mostrado vacilante a la hora de enfrentar el problema. Desde el punto de vista de la justicia, tuvo tanta legitimidad la intervención en Libia como la tendría en Siria. Tal vez la diferencia estribe en que Libia es rica en petróleo mientras Siria no tanto. En Libia había un botín por cobrar, en Siria sólo gente por ayudar y poco petróleo por colectar.Pero tanto va en agua al cántaro que al fin lo revienta. Es lo que acaba de pasar con la violación de los acuerdos por el gobierno sirio, hasta el punto de que la Liga Árabe decidió suspender el apoyo a Siria, lo que constituye un anuncio en el sentido de que nadie ayudará a Al Assad en caso de una intervención de carácter internacional.Y en Occidente las voces comienzan a subir el tono. El ministro de Exteriores francés afirmó que las últimas muertes muestran que “no puede esperarse nada más del régimen”. Según el canciller Alain Juppe, a pesar de sus “comentarios ocasionales”, el gobierno de Asad “no se comprometerá a un programa de reformas”. La ONU, por su parte, a través del Consejo de Seguridad, tras meses de divisiones entre sus miembros condenó los abusos de derechos humanos y el uso de la fuerza contra civiles por el gobierno de Siria.Este último hecho indica que Al Assad ha perdido el apoyo de Rusia y China, las dos potencias que habían impedido cualquier condena al régimen sirio. Estados Unidos, por su parte, ha avanzado en sanciones económicas unilaterales que afectan especialmente a la banca siria y a empresas filiales de Damasco en territorio estadounidense.Así las cosas, parece que estamos cerca de una intervención internacional orientada a detener la matanza del pueblo sirio. Si se produce será tan meritoria como la sucedida en Libia, que dio al traste con el régimen de Gaddafi. Al Assad merece la misma suerte.

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